Y decimos que es malo

Somos muy “lindos” por acá, como si tuviéramos futbolistas repartidos por toda Europa y, en cada convocatoria, fuera un quebradero de cabeza para Eduardo Berizzo confeccionar la nómina. Es todo lo contrario, con el regreso de Arturo Vidal y Erick Pulgar a Sudamérica, la cifra de chilenos en la primera línea de esa parte del planeta disminuyó claramente. No tenemos mucho a que echar mano, al dejar Alexis Sánchez también el Inter de Milán solo Gary Medel quedó marcando presencia en la Serie A y la fe está puesta en que a Diego Valencia le vaya bien en la Salernitana. Pero como todavía nos creemos campeones de América, para algunos Guillermo Maripán es malo. No hay argumentos, simplemente no les gusta su juego.

Estamos claritos. El tipo llegó el 2017 a Europa, al Alavés. Claro, un equipo chico de la liga de España, pero que se mantuvo en primera división durante todo el tiempo que el ex UC estuvo allí. Va a completar cinco temporada en dos de las mejores cinco competencias del mundo, jugando regularmente como titular. Para un chileno, incluso en la mejor época de nuestro fútbol con el bicampeonato de América de la Roja, eso ya era fabuloso, pero insisten en denostar. Este fin de semana pasado, Maripán anotó un gol de cabeza en el triunfo del Mónaco por 2-1 contra el Olympique de Lyon y además completó 100 partidos en el histórico cuadro de la Ligue 1.

Cuando dejó España para jugar en Francia existían dudas genuinas en torno a cómo le iba a ir al central. Se encontraría con otra dinámica de juego y una liga en que el componente de velocidad y potencia es crucial, junto a la exigencia táctica y técnica acorde a todo esto. Ahora está iniciando su cuarta temporada en el Mónaco y la centena de encuentros es un hito que expresa que su desempeño para nada ha defraudado. Con la llegada de Neymar primero y a continuación tras el fichaje de Lionel Messi en el PSG, otros jugadores top de Europa se animaron a recalar también en el torneo galo. Ya no es tanto la liga de exportación de jugadores al resto de Europa de antes, hoy posee un mundo propio que, por ejemplo, le da pelea al fútbol español. Maripán se ha hecho un nombre, no le regalaron nada (tuvo que pasar por momentos de postergación) y es mérito absoluto lo que ha logrado.

Las críticas evidentemente tienen su fuente en las actuaciones de Maripán en la Roja. Pero igual el asunto es medio extraño. Fue el primer recambio consolidado en el plantel bicampeón de América que dejó el paso de Reinaldo Rueda por Juan Pinto Durán. A esa altura, nadie discutió que podía remplazar a Gonzalo Jara o Medel en el centro de la defensa y tampoco nadie sabía que el cuadro nacional erraría el rumbo futbolístico, quedando por segunda ocasión fuera de un Mundial. Después, y bajo la conducción de Martín Lasarte, el conjunto nacional siguió mal y no hubo nadie que exhibiera regularidad en el juego individual. Por lo tanto, no fueron sorpresa los cuestionamientos al zaguero, poniendo en tela de juicio su presencia permanente en las convocatorias.

Maripán tiene que estar sí o sí en el nuevo proceso de Berizzo. Además, la defensa tiene que partir con el ex UC y Paulo Díaz como zagueros titulares en el sistema de juego 1-4-3-3 que emplea habitualmente el DT argentino. Sería una torpeza prescindir y, si hay dificultades al comienzo, dejar de insistir en la inclusión del hombre del Mónaco. Enfrenta regularmente a Messi, Neymar, Mbappé y desde ahora Alexis Sánchez también será su oponente, tras la llegada del tocopillano al Olympique de Marsella. Hoy, ningún central chileno puede exhibir ese nivel de exigencia más o menos cotidiana y con respuestas futbolísticas convincentes. Seguimos diciendo que es malo, estamos súper claritos.