Es chilena, estuvo en Sábado Gigante y desfiló en el Carnaval de Rio: “Se fue injusto con nosotros”
Desfiló por el Sambódromo junto a su escuela de samba, finalizaron séptimos y acusó: “Nos salió impecable y no sabemos de dónde sacaron los descuentos”.
Bárbara Urrutia Pedrero es una fisioterapeuta chilena que dejó muy pronto el país y tras vivir algunas experiencias en el extranjero se asentó en una ciudad del este de Rio de Janeiro. Incluso antes de haber llegado a Brasil ya estaba más que familiarizada con el mundo de la danza y en su nuevo hogar profundizó conocimientos que finalmente le permitieron alcanzar el sueño de desfilar en el Sambódromo Marqués de Sapucaí.
El mencionado lugar es el escenario principal del Carnaval de Rio de Janeiro, donde en el primer trimestre del año se reúnen las mejores escuelas de samba del estado carioca, destino que recibió más de 300 mil turistas en esta última semana y que tuvo la capacidad hotelera en una ocupación del 98%, siendo de los mejores carnavales de los últimos 10 años. Tras finalizar en el séptimo lugar junto a su ‘escola de samba’, Urrutia dialogó con AS sobre su experiencia.
- ¿Cómo se terminó vinculando al mundo de la samba?
- Yo vine a vivir al estado de Río de Janeiro, a la ciudad de Maricá hace nueve años. Llegué en febrero del 2016 y en enero 2017 conocí a la Unión de Maricá, a la escuela de samba. Ahí se dieron cuenta que bailaba y me descubro pasista. Desfilé todos los años, no paré ninguno. En 2019 conocí gente del mundo de la danza y me convidan a ir a Académicos de Salgueiro, siendo mi primer desfile en 2020. Yo cuando llegue a la Unión de Maricá me prometí llegar al Sambódromo como pasista con ellos, la escuela de mi ciudad, que es chiquita. Hace dos años ascendimos a lo que sería la segunda división, como se le conoce en el fútbol, y ya estamos desfilando en el Sambódromo principal.
- Para quienes no son conocedores, ¿qué es un pasista?
- Toda persona que participa de una escuela es un sambista, son los que van abajo, es divertirse e ir en línea. El pasista es un ala. Y están los de composición, que pueden ir en el carro, en altura y este fue mi primer año en carro alegórico, en una de las alas de la escuela de Salgueiro, a la que llego por conocidos de la danza: Me dijeron que había una audición, a la que llegué tarde. Llegó mucha gente y nos ofrecieron estar en otros puestos. Yo acepté, quería estar, no me importaba dónde, incluso empujando los carros, no tenía problemas. Después participé ahí de un casting de coreografía y así les iba avisando que no tenía miedo a las alturas, por lo que este año me llamaron para el carro.
- ¿Cómo se preparan las escuelas?
- Termina un Carnaval y al día siguiente ya se está planeando lo que se viene el próximo año. Nosotros como pasistas comenzamos a ensayar en abril, las audiciones, coreografías y entrenamientos. Las escuelas se empiezan a mover más a partir de octubre, cuando ya se terminan las elecciones de lo que cada uno va a representar, un tema, una historia que hay que redactar y pasarle a los compositores, que crean la música que va sonando mientras las escuelas desfilan en el Sambódromo. A partir de octubre todos tienen dos o tres entrenamientos por semana. Y en diciembre, los ensayos ya son en la calle para que la gente se vaya motivando y conociendo.
- ¿Cómo fue su primera experiencia arriba del carro alegórico?
- Muy buena, pero cansadora. Para entrar nosotros subimos al carro, porque nuestra falda va amarrada a un fierro de protección, entonces nos tuvimos que subir al inicio del Carnaval: nuestro maquillaje comenzó a las 18:40, estábamos amarrados arriba a las 22:30 y la escuela desfiló a la 1:20 de la mañana, estuvimos tres horas esperando para entrar.
- ¿Quedó conforme con el desempeño?
- Totalmente. Creo que con Salgueiro se fue muy injusto. Nos quitaron mucha nota. Fue impecable y no sabemos de dónde sacaron los descuentos. Fue bien injusto. Quedaron sobre nosotros otras escuelas que tuvieron fallas evidentes: a una se le rompió la pata de un caballo y no tuvo descuento; a otros se les desmontó un carro; en otra, casi al frente del jurado, le sacaron parte de la indumentaria a uno de los que iba frente a las alas. Debieron tener mucho descuentos y no tuvieron penalización.
- ¿Su vínculo con el mundo artístico cuándo parte?
- Mi primer escenario fue Sábado Gigante, en un concurso que se llamaba ‘Estrellas del Futuro’, cuando tenía 8 y 9 años. Ahí me enamoré de la coreografía. Y ahí aprendí a hacer coreografías en grupo, entonces el resto de mi vida hice coreografía a partir de eso. Con 13 años me fui a vivir a Paraguay con mi familia, viví 19 años ahí. Con 16 comencé a trabajar enseñando gimnasia artística. A los 17 comencé a ‘lucrar’ con mis coreografía, porque en Paraguay hay mucha competencia de danza. Trabajé con colegios, universidades, inter-colegiales y eso lo hice hasta salir de Paraguay, en 2012.
- Es decir, es conocida en Paraguay...
- Me hice un nombre allá. Allá fui parte de un grupo musical. Estaban de moda las Spice Girls y nosotras éramos como las ‘Space Girls Paraguayas’. Hicieron un casting en TV, fui pasando las etapas, gané y terminé grabando un CD. El grupo se llamó ELEY, de cinco chicas. No pasó nada más porque, ganamos en febrero del 2003 y en octubre me entero que estoy embarazada. Así que me tuve que salir, era un grupo juvenil.
- ¿Y tras eso?
- Después en el 2008 participé de otra competencia televisiva en Paraguay. Fui semifinalista del programa ‘Bailando por la Boda de mis Sueños’, fue la versión de verano de ‘Bailando por un Sueño’. Yo tenía un novio, era la ‘soñadora’ y bailaba con un famoso, un cantante paraguayo. Por suerte no gané, porque después me casé con otro (risas). ¡Qué bueno que fui semifinalista no más! El premio era el casamiento, pagaban eso y la luna de miel.
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