Entrevista As
“Heredé de mi padre el rigor alemán y mi mamá me enseñó a apreciar el mundo, pero lo más importante es ser chilena”
“Si no hubiese estudiado periodismo, habría seguido la carrera de bailarina. Es una profesión que requiere mucho esfuerzo y pasión”, confiesa.

Karen Doggenweiler continúa preparando cada detalle para brillar sobre el escenario de la Quinta Vergara. La animadora, con una extensa trayectoria en la televisión chilena, se enfrenta en el Festival de Viña del Mar a uno de los desafíos más importantes de su carrera, y lo hace con la confianza y energía que la caracterizan.
“Es la primera vez que se concreta ir al Festival de Viña, mis hijas están orgullosas... Aunque viven fuera de Chile, seguimos conectadas”, contó.
En conversación con AS Chile, Doggenweiler no sólo comparte su emoción por este nuevo reto, sino que también revela su amor por la danza, la influencia de sus raíces familiares y cómo estas experiencias han moldeado su personalidad a lo largo de los años.
- Si no hubiese estudiado periodismo, ¿qué otra carrera habría elegido?
- Sin duda, bailarina. Me encanta la danza y he tomado muchos cursos. Admiro a los bailarines, su disciplina y dedicación. Es una profesión que requiere mucho esfuerzo y pasión. Me gustan muchos estilos: ballroom, foxtrot, quickstep, vals, ballet, salsa, cumbia… ¡Me encanta bailar! Es una forma de expresión maravillosa.
- ¿Ha pensado en volver a tomar clases de baile?
- Sí, me gustaría. La danza te mantiene activa, conectada con el cuerpo y las emociones. Siempre que tengo la oportunidad, intento aprender nuevos estilos y perfeccionar los que ya conozco. Es un arte que disfruto muchísimo.
La influencia de su herencia multicultural
- Su padre tenía ascendencia alemana, su madre española y estudió en una escuela italiana. ¿Cómo influyeron esas culturas en su personalidad?
- Creo que de mi padre heredé el rigor, la puntualidad y el método. Son características que me han acompañado toda la vida y que valoro mucho en mi trabajo. De mi madre, sin duda, saqué el amor por las artes, la danza y la cultura. Me enseñó a ver la vida como un abanico de posibilidades y a apreciar la diversidad del mundo.
- ¿Y qué aprendió de la educación italiana?
- Me enseñó a ser libre, apasionada, cercana, de piel. Los italianos son alegres, familiares, muy expresivos, y eso también lo llevo en mi forma de ser. Pero, por sobre todo, lo más importante es ser chilena, con toda la riqueza cultural e identidad que eso implica.