“Mi papá es estricto, yo lo considero un muy buen líder, más que un jefe... Me enseña y me reta, cuando tiene que hacerlo”

Antonella Henríquez tiene 21 años, pero ya lleva 15 años trabajando. La joven es la trapecista del circo de su padre, Christian Henríquez, más conocido como Ruperto.

El trabajo partió a lo seis años, como un juego para ella, y a los 13 se convirtió en trapecista oficial del circo que encabeza su papá, con sueldo y responsabilidades. Hoy está en segundo año de ingeniería en administración de empresas, carrera que estudia de forma online.

Antonella cuenta a LUN que prefiere vivir en su casa rodante, antes que en la vivienda de la familia en Lampa. “Toda mi vida he estado en el circo porque mi familia es de circo. Cuando uno es chico, no ve esto como un trabajo, sino como un juego y quieres estar en la pista, en la cama elástica, en el trapecio”, revela.

Sobre cómo es tener a su padre como jefe, la joven trapecista cuenta que “él es bastante estricto, pero yo lo considero un buen líder, porque entrega su aprendizaje, más que un jefe. Es muy grato y me enseña, pero cuando me tiene que retar, me reta”.

“Es exageradamente responsable”

Antonella Henríquez cuenta que “el otro día me atrasé y mi papá me dijo: ‘usted va a ir a ofrecerles disculpas a todos sus compañeros’. Cuando me tiene que llamar la atención, lo hace. Lo bonito de trabajar con mi papá es que podemos separar las cosas, trabajar súper bien y después del trabajo, amor para siempre”.

Además, cuenta que le molesta “la impuntualidad y no salir ordenados y limpios (a la función). Es súper puntual, y da el ejemplo; se maquilla dos horas antes y 15 minutos antes de que empiece la función ya está en el backstage, siempre impecable. Es exageradamente responsable, jajajá”.

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