ENTREVISTA AS

“Vine a Chile por amor y me terminé enamorando del país... Hoy me identifico más como chilena”

“En Chile soy demasiado feliz y ese es otro elemento que me hace tener una vida muy sana acá”, sentenció.

La psicóloga brasileña Renata Almada (quien cuenta con varias participaciones en TV, principalmente ligando su profesión con el fútbol) llega a una cafetería del centro de Santiago para conversar con AS Chile y lo primero que hace es ofrecer disculpas. “Perdón por llegar tarde”, dice la brasileña, que sólo demoró dos minutos según la hora pactada para la entrevista. Ser puntual es una de las cosas que más intenta practicar la nacida en Porto Alegre, que hace seis años vive en Chile y que tuvo que ver a la distancia el desastre provocado por las inundaciones en su ciudad natal en mayo pasado.

Mis papás viven al lado de un río (Guaiba) y por muy poco no llegó el agua a su casa. Fueron muy tercos y hasta el último momento no salieron (ríe). La gente no tuvo tiempo para sacar sus cosas”, relata.

“Mucha gente conocida fue afectada. La mamá de una amiga vivía dos calles más cerca del río y perdió toda su casa. El agua subió cuatro metros dentro de su hogar. Ahora están intentando recuperarse de a poco”, describe.

- La llevo a un tema más ameno. ¿Qué cosas de Santiago la hacen recordar Porto Alegre?

- ¡Wow! Qué linda pregunta. Quizás no es algo tangible, pero el sentido del humor del chileno es igual al de la gente de allá. De hecho, es algo que me hace identificarme mucho con Chile. Aprovechar una situación negativa y convertirla en un chiste me encanta (ríe). El frío también es muy similar (ríe). El sureño de Brasil tiene eso del santiaguino que no te abre un espacio de confianza desde el principio. Eso me ayudó a acostumbrarme más rápido, porque es como parte de mi idiosincrasia. Un buen asado del domingo también.

Renata Almada en sus últimas vacaciones en Porto Alegre, su ciudad natal.Renata Almada

El amor de Renata Almada por Chile

- En un reel suyo en Instagram, contó que la razón por la que se vino a Chile fue por amor. ¿Cómo fue esa historia?

- (Lanza una carcajada) Yo conocí a mi pareja cuando venía como turista, porque me gustaba mucho vacacionar acá. Él era de Frutillar, entonces tomamos la decisión de no vivir una relación a distancia. Él me dio el consejo de no vivir en Santiago para que mi adaptación fuera más fácil. Yo acepté y claro, el impacto fue muy grande. De Frutillar sólo puedo decir cosas buenas, pero es muy pequeño y yo venía de una ciudad grande. Al primer mes ya conocía a toda la gente (ríe) y además llegué en invierno, fue complicado.

- ¿Cuánto duró esa relación?

- No alcanzamos a llegar al segundo mes (ríe). Había dejado todo en Brasil y tenía la oportunidad de seguir en Chile que siempre me gustó. Él terminó conmigo y al día siguiente, yo tenía que sacar el RUT temporal chileno y desperté con la cara hinchada porque lloré toda la noche. Fue muy difícil porque tuve que ir sola a hacer ese trámite y yo no hablaba español. Tomé la micro de Frutillar a Puerto Montt llorando y hablaba, como podía, con la gente. Cuando llegué al lugar para sacarme la foto, me preguntaron qué me había pasado (ríe). Fue muy tragicómico.

- ¿Y qué hizo?

- Al otro día tomé un bus de 12 horas y durante ese trayecto, yo empecé a buscar opciones para quedarme en Santiago, porque no tenía a ningún conocido, así que busqué por Marketplace. Ahí fui muy valiente, porque jamás volvería a hacer eso (ríe). No me acuerdo cuál fue mi filtro. Al final llegué a vivir con un psicólogo y un prevencionista de Arica.

- ¿De qué vivió esos primeros meses?

- No pude trabajar como psicóloga porque hay que validar el título antes. Estuve como un año y medio en el trámite que es súper burocrático. Entonces empecé en un gimnasio como recepcionista en el centro de Santiago. Fue mi gran escuela de idiomas (ríe), porque aprendí que había varios acentos en español. Me acuerdo que tenía que aprender un guion de cómo vender los planes y la noche anterior estuve como dos horas frente al espejo porque ninguna palabra tenía sentido para mí (ríe).

- ¿Y después?

- Me ascendieron a un puesto en Recursos Humanos y llegó la pandemia. Recuerdo que dieron un subsidio del gobierno de 500 lucas y con eso estudié la psicología en español, porque sólo la conocía en portugués (ríe). Compré muchos libros y estudié sola.

Renata Almada

“En Chile soy demasiado feliz y ese es otro elemento que me hace tener una vida muy sana acá”

- Su primer cumpleaños viviendo en Chile lo pasó sola. ¿Cómo describiría esa experiencia?

- Yo me identifico mucho con mi cumpleaños. Ese día yo no hablé con los chicos que vivían conmigo, porque no había una confianza aún. Sentía que era un momento de ‘bautizarme’ como una persona que estaba sola y tomé la decisión de caminar. Me puse los audífonos y empecé a plantear todo lo que quería acá en Chile y por qué estaba acá. Caminé del Parque O’Higgins a Plaza Egaña, imagínate.

- Ya lleva seis años en el país. ¿Qué puede decir de esta etapa?

- Ha sido increíble. Puedo decir que vine por amor, pero me quedé porque me enamoré del país. Y voy a decir algo que puede ser muy polémico, pero creo que hoy me identifico más como chilena que con Brasil.

- ¿Por qué?

- Hay gente que me dice que tuve suerte de identificarme con Chile y yo creo que tuve un grado de intencionalidad. Venía con la predisposición y preguntaba por la cultura, historia y costumbres. Descubrí que Chile tiene mucha similitud con mi forma de ser. Me enamoré de Chile porque tuve la intención genuina de hacerlo.

- ¿Se imagina viviendo en Chile para siempre?

- Me proyecto mucho en Chile, pero por temas de trabajo pienso que puedo abrir la posibilidad de ir a otros lugares, pero como dijo Mercedes Sosa, uno siempre vuelve donde ha sido feliz. Aquí soy demasiado feliz y ese es otro elemento que me hace tener una vida muy sana acá.

Sigue a Tikitakas