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ENTREVISTA AS
“Acá encontré mi lugar... Tengo dos hijos chilenos y estamos agradecidos de este país que nos abrazó”
“Algunas comidas típicas como el pastel de choclo o la cazuela se metieron en nuestra rutina diaria”, dice el flamante arquero de Deportes Limache.
Nicolás Peranic (39) llegó a Chile en 2015 buscando una oportunidad fuera de Argentina. Magallanes lo recibió para ser uno de sus arqueros en la Primera B de esa temporada. Lo que el trasandino nunca se imaginó fue que ese sería el primero de los 10 años que ya lleva en el país, que ya se convirtió en su casa.
El flamante refuerzo de Deportes Limache no tiene problemas en decir que Chile pasó a tener un lugar muy importante en su corazón. “Cuando llegamos, mi familia estaba compuesta por tres: mi señora, mi hijo y yo. Acá nos desarrollamos como familia”, cuenta ‘Nico’ a AS Chile en medio del lanzamiento de PIN-UP.
- Lleva muchas temporadas consecutivas en Chile. ¿Por qué fue tan fuerte el lazo que hizo con el país?
- El fútbol chileno nos abrió las puertas que en Argentina por su dinámica y problemática en los clubes se nos hacía muy difícil. Acá en Chile encontré mi lugar a pesar que en muchas oportunidades hemos tenido la posibilidad de volver a Argentina o ir por otro lado, pero por una decisión familiar decidimos quedarnos. Tengo dos hijos que son chilenos y estamos muy felices. Al lugar que vamos, nos han recibido de una forma espectacular. Es obvio que parte de mi corazón y el de mi familia está feliz y agradecido a este país que nos abrazó.
- ¿Hay cosas del día a día en las que parezca más chileno que argentino?
- Yo creo que nos hemos ido mezclando. Las culturas no son tan diferentes. En un principio era el mate que me costaba la yerba y hoy ni siquiera y acá adoptamos costumbres. De vez en cuando en vez de cenar, tomamos la once (ríe), algunas comidas típicas como el pastel de choclo o la cazuela se metieron en nuestra rutina diaria, pero no nos costó tanto.
- ¿Proyecta su vida en Chile?
- Y creo que a medida que van pasando los años, sí. Nos establecimos acá, tenemos un negocio familiar con Gonza Sosa. Es de medialunas, se llama Casa Medialuna, aprovecho de pasarte el dato (sonríe), que está acá en Las Condes. Mi mujer y la mujer de él lo manejan, así que nos fuimos proyectando. No sé qué va a ser de nuestro futuro, pero por lo menos lo tenemos más armado acá que en Argentina.
- Tiene ese negocio de medialunas. ¿Sabe hacerlas?
- Yo no. Sé todo el proceso (ríe), te puedo contar todo (ríe), pero meter las manos en la masa, no (ríe). Me echan (ríe).