Arcos
¿A qué viajó Valdivia?
Hace un par de semanas, Jorge Valdivia le solicitó a su club, el Palmeiras, que intercediera con la Federación chilena para no ser nominado a la gira europea de la Roja. La gestión se hizo, pero Chile no aceptó. La normativa FIFA es clara. Si el jugador no está lesionado, debe presentarse a los partidos oficiales.
Valdivia no quería venir. Después del Mundial renunció a la selección, molesto por su escaso protagonismo. Sampaoli también había quedado defraudado del nivel y la actitud de uno de sus futbolistas predilectos.
El tiempo hizo lo suyo y la dimisión del Mago se convirtió en la más breve en la historia del fútbol chileno. Al poco rato volvió a ser considerado, a jugar y ser figura. El amor con el técnico había retomado su cauce.
Pero Valdivia lleva mucho tiempo sin jugar. Desde diciembre, para ser precisos. Una extensa recuperación lo ha mantenido al margen. Pese a la falta de continuidad y a que no quería viajar a la gira, Sampaoli lo llamó igual.
De hecho, fue el primero en llegar acá a Viena. Pero traía consigo un extraño acuerdo entre Palmeiras y la Federación: seguiría los mismos pasos de su recuperación en Brasil. Si bien no estaba explicitado que no podía jugar, se desprende del convenio que sus entrenamientos serán distintos, que su régimen de trabajo sería diferente y que sus posibilidades de jugar son un riesgo que debe decidir Jorge Sampaoli.
Sabemos que el técnico de la Roja no ha sido precisamente prudente con los futbolistas en procesos de recuperación. Ejemplos hay por montones. Gustavo Canales, Charles Aránguiz, Osvaldo González, Arturo Vidal.
¿A qué viajó Valdivia? Según Sampaoli, a jugar, algunos minutos al menos. Y también a someterse al tratamiento del fisioterapeuta cubano José Amador, en quien el DT confía ciegamente y que mantiene una distancia sideral en método y forma con el cuerpo médico chileno.
Todos conocemos a Valdivia. Sus condiciones no están en entredicho. No necesita probarlo Sampaoli. Se conocen sus cualidades y defectos. ¿A qué viajó Valdivia? Más bien parece una obsesión del entrenador, no solo por su jugador favorito, sino por los métodos de un fisioterapeuta que dicen que provoca milagros, milagros que nadie ha visto.