Sampaoli no ve futuro
El nuevo pololeo de Jorge Sampaoli, esta vez con la selección de México, terminó como todos los anteriores: como un amor irrealizable. Pero el casildense, como ese marido pícaro y un tanto fresco, dejó las puertas abiertas para el coqueteo, se dejó querer y finalmente dio el no con el argumento de que estaba casado. Diríamos que anda con la argolla puesta, obviamente no la puede esconder porque tiene contrato vigente y una recisión en una cifra en dólares de ocho dígitos, pero pareciera estar dispuesto a quitarse el anillo en cualquier momento. Por si pasa...
Tal como decía Cristian Arcos en su columna, es lógico que Sampaoli tenga ofertas. Es el técnico campeón de América, la marca registrada de sus equipos encanta y genera ese magnetismo que los todos los protagonistas tienen en el fútbol y en la vida. ¿O acaso por qué todo Chile se engrifa apenas surge un mínimo riesgo de que se vaya?
Pero ¿qué hay más allá de esta conducta de Don Sampa? Existe un común denominador que aparece en todas estas reuniones para estudiar ofertas de trabajo que también ha surgido en sus instancias privadas de desahogo con amigos y cercanos: quiere irse porque no ve recambio.
No es ni la prensa, ni los espías en sus prácticas, ni el medio, ni el dinero... Sampaoli tiene la tremenda satisfacción de haberle sacado el máximo provecho posible a esta generación. Está feliz por eso. Siente que su mérito mayor es haber ganado la Copa América con una defensa baja de estatura, con jugadores improvisados en posiciones de resguardo y sin Alexis Sánchez en su mejor nivel. El mérito es enorme.
Pero Sampaoli, al igual que un ajedrecista, está mirando 10 movidas más adelante. Y no ve recambio. Siente que no tendrá los intérpretes adecuados para seguir con su afinada sinfonía de vértigo y proponer ir al ataque. Eso le preocupa.
Pudo irse ahora, ofertas no le han faltado, pero está apostando a darle la última estrujada a esta generación camino a Rusia 2018. Recordemos que la existencia de estos mismos jugadores convenció a Marcelo Bielsa de venirse a Chile. Sampaoli, quien incluso estuvo estudiando a extranjeros nacionalizables para fortalecer a la Roja, ve que no hay con qué reemplazarlos. No es que se avecinen vacas flacas, pero este nivel será difícil de sostener, a ojos del casildense.
Sampaoli se va a ir. No se sabe cuándo. La fecha de vencimiento, en todo caso, estará fijada por la vigencia que le quede a la generación dorada.