Los goles calcados de Gustavo Canales y Ever Cantero
Gustavo Canales y Ever Cantero, centrodelanteros de Universidad de Chile y Cobresal, respectivamente, anotaron cada uno goles de cabeza en la última fecha del Torneo de Apertura. Lo hicieron frente a Palestino y Universidad de Concepción, en Santiago y Yumbel, a más de 500 kilómetros de distancia. Hubo, sí, un hilo conductor entre ambas conquistas, un nexo que las emparenta tácticamente, a partir de un error de conceptos defensivos, que acontece asiduamente en el fútbol nacional.
Los goleadores conectaron el balón, libres y sin ninguna marca, en el pasillo defensivo que se origina entre el zaguero central y un lateral. Los centros viajaron por elevación desde los costados hacia el borde superior del área de meta, con todo el tiempo del mundo de los defensores para estrechar las marcas y, por lo menos, desequilibrar a los arietes en la ejecución de los frentazos. Sin embargo, los zagueros, advirtiendo la presencia del oponente con el tiempo suficiente para reaccionar con anticipación, solo atinaron a intervenir cuando el gol en contra era inminente.
En el momento, el comentario televisivo fue que el yerro defensivo radicó en que los asistidores de Canales y Cantero jamás fueron presionados. Ergo: contaron con absoluta libertad para dejar caer el balón con justeza hacia la zona de conversión. De acuerdo, puede ser, es un detalle a ser considerado en la causa. Sin embargo, lo determinante es que las defensas nacionales se confunden permanentemente en la ejecución del principio de juego de rigor: en lugar de “Concentración”, la respuesta de los zagueros debe seguir la línea del axioma “Control”.
Incluso el segundo lineamiento puede excluir al primero, aunque la concurrencia de ambos fortalece la respuesta defensiva. Los zagueros, en general, aglutinan el contingente adecuado de elementos para defender (“Concentración”), pero cuando el balón está por ingresar al área, la marcación debe ser estrecha, al hombre, individual, hasta que el peligro haya cesado (“Control”).
En la actualidad, un número significativo de los goles que se anotan en el fútbol contemporáneo se originan desde los costados y, en forma de centro, el balón viaja hacia el punto de anotación, situado normalmente en el rectángulo imaginario que se puede trazar desde el borde superior del área de meta hasta el punto penal. Por lo mismo, el antiguo aforismo futbolero que establece que la marcación zonal muta a individual, cuando el balón se dirige precisamente a la zona que hay que custodiar, adquiere máximo valor.
Por muy bien que le pegue a la pelota quien envía el centro, el ejecutante jamás va a meter el gol en el eje del área penal. Va a anotar el que acompaña frente al arco, como Canales y Cantero en esta fecha del Apertura, los que debieron estar férreamente marcados por los zagueros, en una aplicación práctica del principio de juego “Control”. Pero, como en muchos casos, los defensores optaron por observar cómo quien asistía desde la orilla tenía el tiempo suficiente para controlar, levantar la cabeza, detectar al receptor y golpear el balón para que la pelota, luego de un viaje más pausado que rápido, llegara a destino.