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Lo que empieza mal termina mal

Se acabó el romance entre la Universidad de Chile y Sebastián Beccacece

Lo que empieza mal termina mal
MARCELO HERNANDEZ/PHOTOSPORT

Se acabó el romance entre la Universidad de Chile y Sebastián Beccacece. Una relación que comenzó hace años, cuando el pelilargo era ayudante de campo de Jorge Sampaoli, una dupla técnica que cambió la historia de la U y proyectó su notable trabajo en la Selección chilena, adjudicándose la primera Copa América de su historia.

El contacto siguió a finales del 2015, cuando el rosarino renunció a la Roja y comenzó a pensar en azul. Carlos Heller ya lo había convencido para reemplazar en la banca a Martín Lasarte. Cuando el uruguayo todavía trabajaba, Beccacece ya elaboraba lo que sería su futuro plantel, bajándole el pulgar a algunos jugadores y contactando a quienes serían sus primeros refuerzos.

¿Por qué fracasó Sebastián Beccacece en la Universidad de Chile? La respuesta no es una sola. Las culpas jamás son de una persona, aunque esto es fútbol y los dardos siempre irán dirigidos a la figura del entrenador.

Hoy es fácil denostar al cesado DT azul. Hay que reconocer que muchos creíamos que sería el hombre indicado y que éste sería el primer paso de una carrera maciza. No era una opinión gratuita. Los jugadores de la Selección tenían un alto concepto de Beccacece. Su capacidad de trabajo, su claridad de conceptos y su conocimiento del medio eran un aval para creer en el trabajo del ex ayudante de Sampaoli.

Pero a Beccacece le pesó todo. No se manejó bien en sus declaraciones. No tuvo llegada con el plantel. Los jugadores nunca le perdonaron la salida de Mathias Corujo y Ricardo Guzmán Pereira. Algunas de sus decisiones confundían a sus propios futbolistas. Bruno Miranda pasó de ser un jugador nunca citado a titular en un clásico contra Colo Colo. Antes de ser titular frente a la UC, Rodrigo Ureña no había estado en las convocatorias. Y después de aparecer en el 11 estelar, tampoco. Y la patada en el refrigerador, que para algunos puede ser anecdótica, colmó la paciencia de varios en la interna. Ni siquiera la presencia de Luis María Bonini, hombre con un mayor recorrido, sirvió para torcer un camino que arrancó enroscado.

Que el grupo no te crea es más duro que las malas cifras. De 24 partidos dirigiendo a la U, Beccacece ganó cinco, empató nueve y perdió diez. Poco, demasiado poco para un equipo como la U.

Fácil es ser General después de la batalla. Hoy podemos decir que la inexperiencia le pesó a un hombre que, de acuerdo a todos los testimonios, trabaja mucho y sabe bastante.

Este romance no daba para mucho más. Dependerá de Sebastián Beccacece tomar las enseñanzas de este porrazo para verlo como un aprendizaje. Solo de esa manera puede convertir este fracaso en el primer paso de su propia historia.

Pero aquí no solo fracasó el técnico, también la dirigencia de Azul Azul. Hace un buen rato que toman decisiones con el aplausómetro, sin claridad respecto a una ruta trazada. Pero a ellos nadie los puede despedir.

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