Arcos
El Comandante está más vivo que nunca
Mario Salas es un técnico típico. Ex futbolista, no de gran calidad, pero mucho despliegue. Una carrera larga pasando por Everton, Colo Colo, Unión Española. Una trayectoria nada despreciable. Es futbolero. A ratos se persigue y ve enemigos donde no hay. Cree que los periodistas no tenemos idea de fútbol, cosa que al menos comparto. Es un técnico típico.
Pero Mario Salas es, a la vez, un entrenador atípico. Es trabajador, metódico, su fórmula de trabajo no se basa solo en la pelota. Jugó rugby. Fue a la universidad. Es profesor de Educación Física. Habla algo de inglés. Tiene opinión. Cree en los procesos sociales. Cita al Che Guevara, al rock and roll, a los movimientos populares. Mario Salas es un entrenador atípico.
En esta vorágine del fútbol, donde la dictadura del resultado termina destruyendo buenos trabajos, el discurso de Mario Salas no ha variado tanto desde que tomó Barnechea en Primera B. Tratar de ser protagonista. Ser un equipo solidario. Resolver los partidos en la zona contraria, mucho más que en el arco propio. Entender que en las tribunas hay hinchas y que defender una camiseta es defender también una historia.
Mario Salas es humilde. Escaso atributo entre los que ganan. Porque Mario Salas gana. Acaba de hacerlo. Otra vez. Rompiendo la historia.
Sólo el tiempo pondrá al actual técnico y al actual plantel en su sitio histórico. Sacar conclusiones apresuradas no tiene ningún sentido. El que quiera bajarle el perfil a este título de la UC que lo haga, solo desnuda sus propias contradicciones.
Mario Salas va con calma porque tiene prisa. Fue jugador, ayudante de campo, preparador físico, entrenador de menores, entrenador en la B, clasificó a la Sudamericana, clasificó a la Libertadores, perdió y también ganó. Y no cambia. Porque hay discursos que viven para siempre. Como el del Comandante.