Vidal le ayuda a la Roja a cumplir con el trámite ante Burkina Faso

En un duelo que a los mayores de 40 les recordó esos amistosos de la Roja de Luis Santibáñez de 1982, por el nivel "paquete" del rival y que en esa época abundaban, Chile se impuso por 3-0 a Burkina Faso, en su partido de despedida previo a la Copa Confederaciones.

El seleccionado burkinés, que llegó a Santiago sin ninguno de los jugadores semifinalistas de la Copa África y con ocho futbolistas amateurs, corroboró todo lo que se esperaba de él: un equipo discreto, que jamás inquietó al portero Johnny Herrera y que no era un rival digno para que la Roja se pusiera a prueba. Arturo Vidal (2) y Ángelo Sagal anotaron los goles del cuadro de Juan Antonio Pizzi.

Siete minutos le costó al equipo nacional poder romper el hielo en la fría noche de Ñuñoa. Arturo Vidal se la cedió a Mauricio Isla. Su centro a la carrera encontró la cabeza de Edson Puch, quien desvió desde el punto penal. Desde ese momento, el equipo de Pizzi visitó permanentemente la portería de Sawadogo.

En la jugada siguiente, Martín Rodríguez avanzó en diagonal hacia la derecha. Se la tocó a Vidal, quien picó al vacío y la agarró llenita. El portero burkinés se tiró con desfase: la pelota ya estaba en las redes y el guardavallas recién se iba lanzando.

Chile sacó el pie del acelerador y el asunto se convirtió en un entrenamiento con público. Pero pasados los 20 minutos, Chile apuró nuevamente el trámite y la cancha volvió a desbalancearse hacia el arco del tablero marcador de goles. Ángelo Sagal tuvo el gol tres veces: primero la cuchareó sobre el portero y desvió, luego le pegó un pelotazo al cuerpo a Sawadogo tras brillante cesión de Vidal y después obligó al lucimiento del portero africano con un tiro de primera.

Aparte de eso, hubo un cabezazo desviado de Enzo Roco, quien además arrancó aplausos con un par de lujos, y un tiro libre de Marcelo Díaz que pasó cerquita.

El gran susto de la noche para Pizzi se produjo a los 44 minutos, cuando Monkaila Dramé le cometió una falta descalificadora a Puch que hizo temer una lesión grave. Las bajas de Nicolás Castillo y Felipe Mora daban para estar temerosos, pero el iquiqueño pudo volver al segundo tiempo sin problemas.

Cuando por fin la embocó en el arco rival, Sagal no pudo festejar porque le cobraron posición de adelanto. En la jugada siguiente, César Pinares estrelló la pelota contra el travesaño.

Y la historia siguió más o menos igual, con los 10 burkineses refugiados en su área y los chilenos atacando, con más entusiasmo que orden, y con Johnny Herrera solo y entumecido al otro lado de la cancha.

El empuje de Chile tuvo premio a 15 minutos del final. Vidal anotó el segundo y, con ello, pasó a ser el volante más goleador de la historia de la Roja, al quedar igualado con Jorge Aravena, con 22 anotaciones. El Rey Arturo estaba en posición de adelanto que el juez argentino Diego Abal no advirtió.

Pinares tomó las riendas del equipo. Casi todas las opciones de la Roja nacieron de su zurda y, además, estrelló la pelota en el larguero por segunda ocasión.

Sagal, por su parte, volvió a perderse un par de goles cantados, quizás más claros que los desperdiciados durante el primer tiempo. Pero a cinco minutos del final, el ariete de Huachipato logró apuntarle con un cabezazo que le permitía irse a dormir en paz consigo mismo y con el fútbol.

Chile pudo golear, no pasó contratiempos y cumplió con el trámite, el último que tenía que realizar antes de viajar a Rusia.