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El alimento que es cada vez más común en los desayunos y los nutricionistas no recomiendan
Hay varios alimentos que muchas personas consideran saludables, pero que no son convenientes si estás en un proceso de dieta o si son consumidos en exceso.
No todo lo que parece sano lo es. Esa es la premisa que plantean destacados nutriólogos, ahora que muchos productos se venden como “integrales” o “libres de azúcar”, cuando la realidad no es esa. No hay duda que antes era aún más difícil diferenciar los alimentos, pero gracias a la Ley de Etiquetado y sus sellos, hoy sabemos con mayor simpleza cuáles son altos en sodio, calorías, grasas saturadas y azúcares.
¿Qué alimentos no son sanos en desayunos?
Pan integral
El reemplazo natural del pan blanco es el integral, hecho, según dicen, con el grano entrego de la harina, que aporta mucha más fibra y menos azúcares a la dieta. Sin embargo, siendo rigurosos, la mayoría sólo tiene una parte de harina integral, es resto es refinada y muchos aditivos.
Granola
“La granola industrial yo no la recomiendo nutricionalmente”, dice Dana Bortnick, nutricionista de Clínica Indisa, en conversación con La Tercera. Son ultraprocesadas, con muchos ingredientes químicos. Algunas traen frutas deshidratadas o liofilizadas, “pero en ese proceso pierden buena parte de las vitaminas y nutrientes, y a la vez concentran la fructosa, su azúcar natural”.
La miel
“La miel es un azúcar más”, señala Carolina Pye, docente de Nutrición y Dietética en la Universidad de los Andes, también en diálogo con el matutino. “Nutricionalmente es casi igual y nuestro cuerpo la procesa de la misma manera”. Por lo tanto, produce el mismo efecto en la glicemia, eleva muy rápido los niveles de azúcar en la sangre y se libera insulina.
Purés y compotas de fruta
“A pesar de ser un producto procesado, lo es mínimamente: no tiene aditivos y es una buena alternativa. En este caso, acerca un alimento saludable a mucha gente con un formato accesible”, dice Javiera Salvador, de Clínica Dávila. Sin embargo, el gran problema es que algunos de estos dicen “una compota, una fruta”, dando a entender que es el equivalente, cuando no es así. “A la fruta se le aplicó un proceso mecánico de trituración que ablanda la matriz de la fibra natural y deja la fructosa (el azúcar de la fruta) expuesta a ser absorbida con más rapidez. Y en altas concentraciones, la fructosa es dañina para el hígado”, agrega.
Yogures
“Si de repente me como un clásico yogur cremosito, de esos con frutos secos, no hay problema”, dice Dana Bortnick. “Pero si lo hago todos los días, voy a llevar mi cuerpo a un peak de azúcar de rápida absorción”. “Hay que tener ojo con el aporte de azúcar que tienen”, finaliza.