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Hijas rescatan la mochila de un andinista muerto en el Tupungato hace 40 años y esto encuentran: “La palabra montaña estaba prohibida en casa”

Guillermo Vieiro perdió la vida en la cumbre chilena en febrero de 1985 junto a otro deportista: “Me hubiese gustado encontrar palabras de mi viejo”.

Hijas rescatan la mochila de un andinista muerto en el Tupungato hace 40 años y esto encuentran: “La palabra montaña estaba prohibida en casa”
Pablo Ortega
Periodista, Entrenador de Fútbol y ex futbolista profesional. Titulado en la Escuela de Periodismo de la Universidad de Chile y egresado del Instituto Nacional del Fútbol (INAF) de Santiago. Es columnista y redactor de Fútbol Nacional e Internacional y de temáticas de índole táctica en AS Chile.
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En 1985, una tragedia segó la vida del destacado montañista argentino Guillermo Vieiro. Con solo 44 años de edad, falleció en el Tupungato, en la alta cordillera chilena cercana a San José de Maipo. No iba solo, pues al deportista lo acompañaba Leonardo Rabal, quien también murió en la montaña en febrero de ese año.

Cuatro décadas después, la mochila de Vieiro fue rescatada por sus hijas en el Tupungato, luego de ser avistada en la cima por la andinista mendocina, Gabriela Cavallaro. Azul y Guadalupe Vieiro organizaron una expedición para ir en busca de las últimas pertenencias de su padre y cerrar así el círculo generado por su temprana y dolorosa partida.

Azul reveló en Las Últimas Noticias que “mamá, después de la muerte de papá, ya que esto ha sido una gran tragedia, no quiso volver a saber nada con el mundo del andinismo (..) La palabra montaña estuvo prohibida siempre en mi casa y, a raíz de este hallazgo, mi hermana y yo pusimos manos a la obra”.

El hallazgo

¿Qué encontraron? “Su campera (casaca), su bolsa de dormir, una cantimplora, aspirinas, vitamina C, un aislante, un juego de cuchillos y dos rollos de (película) Súper 8″, contó Azul.

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Guadalupe, en tanto, afirmó que “la verdad, me hubiese gustado encontrar palabras de mi viejo”. Las hermanas argentinas, en su aventura, contaron con el auxilio del arriero chileno Ismael Ortega, quien junto a Bastián las ayudaron a llegar al lugar a través de San José de Maipo.

Azul, por último, aseguró que “después de una historia tan trágica, de dolor, de vacío, siempre de muerte, de culpas, es resignificar esto y transformarlo en una celebración de la vida de mi padre”.

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