Mouat
El Superclásico
La última vez que fui al estadio a ver a la U con el Colo la recuerdo perfectamente: fue hace muchos años en el estadio Nacional y a los quince minutos del primer tiempo los pacos habían retirado a la barra visitante de la galería norte porque las tribunas se habían convertido en un festival de bengalas y bombas de humo. Lo que vino después fue un completo desagrado: el partido no agregaba nada al campeonato y se convirtió en la excusa perfecta para desatar pasiones que poco tienen que ver con la naturaleza de este deporte. A la salida hubo enfrentamientos entre barristas y entonces pensé que no quería ser parte de ese clima y de esa lógica, y dije no voy más a ver a la U con el Colo al estadio. Desde entonces ver los clásicos por televisión me ahorra esa tensión pero me priva de ver en vivo un partido de fútbol casi siempre caliente y emblemático.
El clásico de este domingo en el Monumental sí que será un partido caliente. Colo-Colo y la U saben perfectamente que se juegan buena parte de la posibilidad de un título. Uno mira desde fuera y cruza los dedos, primero, para que el partido avance normalmente. Que el árbitro Osorio no sea protagonista y se robe la película con cobros fuera de lugar. Que los jugadores no sean desleales y teatreros, como han venido siéndolo en el último tiempo. Que el pueblo colocolino, que llenará el estadio, independiente del resultado del partido, se haga notar de manera pacífica. Y que esos pocos hinchas azules que llegarán al Monumental, y que estarán más resguardados que presos de cárcel de alta seguridad, se retiren del lugar sin dejar huella. ¿Será mucho pedir?
El domingo a las dos de la tarde nos iremos a almorzar y confío en que nadie piense en cortarse las venas porque su equipo no obtuvo el resultado que pensaba. Queda mucho campeonato todavía.