4-0

Un amigo colocolino me dijo el otro día, cuando le confesé que tenía temor de que la U no ganara este sábado en Antofagasta: Cobreloa no tiene con qué hacerles daño, es verdad que están desesperados, y que el factor a veces juega, pero ustedes tendrían que hacer un partido muy malo para resignar puntos en el norte. No sé si me quedé más tranquilo, pero me quedé pensando en las variables objetivas que acompañan al juego: el nivel técnico de los jugadores y el momento por el que pasan, la calidad de la preparación física y táctica, el nivel de motivación de un plantel, el sentido colectivo de un equipo, la lectura que el cuerpo técnico es capaz de hacer durante el desarrollo de un encuentro, y en eso la U ha sido un elenco contundente y Cobreloa una escuadra en zona de descenso.

Contra Colo-Colo en el Monumental la U jugó horrible y tuvo pánico escénico. Fue el gran tropezón del campeonato. Lo bueno para nosotros es que se paró a tiempo, y frente a Palestino sacó adelante la tarea a tropezones y sumó tres puntos, que era lo que importaba. Lo que se anunció entonces fueron cinco finales en que no habría margen para equivocarse. Y la U ya jugó dos. Contra Católica y contra Cobreloa, Lasarte ensayó un mediocampo que dio resultados: sin Espinoza y el Chino Martínez, que fueron quienes hicieron la fuerza en la primera mitad del torneo, puso a Guzmán Pereira en la contención, apoyado por Corujo en la línea de volantes y dejó más libre a Lorenzetti para conectarse con los hombres en punta. Y la fórmula está funcionando porque cuando la defensa fue vulnerada, Johnny Herrera ha confirmado que pasa por un gran momento tapando pelotas difíciles que probablemente habrían cambiado la suerte de la U en ambos encuentros.

Es muy grato meterles presión a los competidores. Wanderito no la tendrá fácil hoy en Antofagasta, y el alma de mi abuelo audino Arnaldo Croxatto, desde esa incierta zona llamada espíritu, sé que invocará a los verdes para que intenten derribar a Colo-Colo en el Monumental, aun cuando sé que es difícil que esto ocurra porque las variables objetivas pesan en el juego y la desesperación de Audax (como la de Cobreloa) no creo que alcance para hacerle daño a un equipo que tendría que jugar muy mal para resignar puntos en su cancha. Soñar, en todo caso, es gratis.