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Mouat

El súper-bono

Sigo con atención lo sucedido a propósito de la repartija de los premios ganados por los jugadores de la selección chilena que clasificaron al Mundial de Brasil. Como ya todos sabemos, prácticamente la mitad de los que fueron nominados no recibieron la segunda parte del botín conquistado por no sumar seis citaciones durante el proceso clasificatorio. Estamos hablando de la no despreciable suma a repartir entre el plantel de casi tres millones de dólares.

Hubo un acuerdo (se supone que respaldado por la mayoría de los seleccionados que fueron citados permanentemente) para que fuera necesario haber sido convocado a lo menos a seis partidos de las clasificatorias (de un total de dieciséis) para poder aspirar al premio. Esto dejó fuera del super-bono a una treintena de jugadores, varios de los cuales han levantado la voz en estos últimos días para hacer sentir su malestar con sus compañeros de selección por el criterio empleado.

Alegan que históricamente siempre se consideró la participación de cada seleccionado en forma proporcional a los partidos a los que fue convocado, y que esta nueva modalidad no solo es injusta, sino que además revela una manera de proceder que no respeta principios esenciales de solidaridad y sentido de grupo.

La respuesta de Claudio Bravo, el capitán de la selección, en representación de sus compañeros, ha sido lamentable. Ha dicho que él solo fue la voz de un acuerdo grupal, que no se referirán públicamente a ese acuerdo, que si alguien quiere discutir el tema cara a cara con ellos que vaya a Pinto Durán y no lo haga por la prensa, que algunos de los que reclaman no estuvieron en las reuniones donde se debatió el tema y que ya no se puede revertir lo hecho esta vez.

En ningún momento se le pasó a Claudio Bravo por la cabeza, ni a ninguno de sus compañeros que avalaron el acuerdo, la posibilidad de pensar y de expresar que se equivocaron, que sembraron una semilla entre sus compañeros de la que no surgirá nada sano ni saludable, que no es ninguna tragedia reconocer cuando has tomado una mala decisión, y que aunque se trate de dinero y de cuentas corrientes, siempre existirá la posibilidad de echar pie atrás y ver el modo de recomponer esta historia.

Respecto de Jorge Sampaoli y Sergio Jadue, por el ascendente que uno cree pueden tener sobre este grupo de jugadores, no harían mal ambos en dejar de tomar palco (que es una posición cómoda y éticamente discutible) para tratar de influir de manera positiva no solo en la manera como juegan estos futbolistas en una cancha de fútbol, sino en cómo se comportan en asuntos que al final acaban revelando de qué madera estamos hechos.