Roger Forever

No alcanza esta columna para enumerar todos los títulos que tiene Roger Federer. Eran casi todos, porque le faltaba uno: la Copa Davis. La medalla de oro olímpica de individuales también, pero tiene una de dobles, así que ya estuvo en lo alto del podio olímpico con la corona de laurel.

¿Y por qué le costaba tanto la Davis? Porque es competencia por equipos y con uno solo bueno no se puede. Aunque sea tan extraordinario como Roger.

Tuvo que esperar sus buenos años para que Stan Wawrinka se destapara. Y este año, el dueño del revés más lindo del circuito, ganó el Abierto de Australia y se consolidó en el Top 10.

Con eso bastaba, aparentemente. Pero la conquista de la Ensaladera de Plata no estuvo exenta de emociones. Federer se lesionó, no pudo definir el título de las Finales ATP World Tour la semana pasada en Londres y el viernes, contra Gael Monfils, evidenciaba no estar al ciento por ciento. Le echó mano a una buena dosis de su clase para ganar el doble con Wawrinka y despachar a Gasquet en el punto decisivo.

Suiza gana su primera Copa Davis y es imposible para muchos de nosotros no escudriñar en los recuerdos y darnos puñaladas. En la época de Marcelo Ríos era difícil ganar la Copa Davis. Había uno solo con categoría mundial. Pero con Nicolás Massú y Fernando González en el Top 20 sí pudo haber sido.

El 2005 Massú se lesionó contra Rusia. El 2006 González estuvo a punto contra Andy Roddick, jugando sobre césped en California. Y el 2007, cuando el calendario había programado a Chile como local en toda la serie y el Bombardero de La Reina venía de ser finalista en Melbourne, se perdió increíblemente contra Rusia en La Serena.

Definitivamente ese era el año.

¿Podrán decirme que se ganó el torneo del mundo de Dusseldorf dos veces? Muy meritorio, pero no es lo mismo. Créanme que no.