El 16 de mayo Martín Lasarte fue presentado como el nuevo entrenador de Universidad de Chile . Machete, quien volvía a nuestro país a cobrarse revancha tras su paso por la UC, llegaba acompañado de Rofoldo Neme como ayudante y Marcelo Tulbovitz como preparador físico. La misión del uruguayo era cambiarle la cara a un equipo triste. Había que ordenar la casa, reducir el plantel y reinventar a jugadores que no hace mucho habían sido figuras en Sudamérica. De inmediato la filosofía del charrúa comenzó a correr por los pasillos del Centro Deportivo Azul. Jugadores, dirigentes y funcionarios se maravillaron con el discurso de un DT que hizo de todo para levantar un título con la Católica pero que el destino se lo privó. Esta vez la cosa tenía que ser diferente. Los resultados comenzaron a acompañarlo desde el principio y su metodología encantó al plantel. El trabajo, las charlas motivacionales, el espacio para la recreación y la cercanía con los jugadores fueron características que el estratega nunca abandonó . Ni siquiera cuando se perdió con Colo Colo y todo en el horizonte parecía negro. Tampoco cuando estuvo en la cúspide. El técnico fue humilde en todo momento, habló siempre de frente y nunca rehuyó a la autocrítica cuando el equipo se vio complicado . Criticó cuando hubo que hacerlo y alabó a los que lo merecían. ¿Más? Con su cuerpo técnico se complementó a la perfección . Neme fue un fiel consejero que incluso le discutía algunas decisiones al DT aunque siempre en buenos términos. Tulbovitz es el más cercano al plantel y Lasarte descasaba mucho en él. Entre los tres asumieron a la perfección cada uno de sus roles. Hoy Machete celebra un título. Es su primero en Chile después de varias caídas. Lasarte vino por revancha y con los azules la consiguió .