El día más difícil de Héctor Tapia en la banca de Colo Colo

Héctor Tapia recorría una y otra vez el contorno de su sector en la banca. De lado a lado apoyando el rostro en el puño. Mirando el partido sin encontrar las respuestas. Mirando el suelo mientras pasaban los minutos.

En la cancha su Colo Colo no funcionaba y tampoco encontraba la brújula. Cuatro amarillas en la primera etapa hablaban un poco del equipo descontrolado que pareció llegar a Playa Ancha más enojado con el mundo que enfocado en la lucha por el título.

La ley mordaza de la semana, los problemas con Julio Barroso, la lesión de Esteban Paredes, le jugaron como el viento porteño, en contra ayer en Valparaíso al equipo albo.

Tapia resintió el peso y a diferencia de otras jornadas, el DT también se veía exaltado. Durante la primera etapa se enfrascó en discusiones con el juez asistente y el cuarto árbitro, mientras en la segunda etapa incluso intercambió palabras con Gastón Cellerino luego de un fallo a favor de Colo Colo.

La suerte tampoco estuvo a su favor ayer, y la falta de plantel le cayó de golpe como no le había tocado en todo el campeonato. El equipo fue incapaz de disimular la ausencia de Paredes, y los que entraron estuvieron lejos de estar a la altura de los titulares.

Consumada la derrota ante Wanderers el DT no quiso hablar. Se sumó al silencio de sus jugadores y se retiró luego de largos minutos en el camarían, con su familia para emprender el regreso, digiriendo todavía su primera gran caída como entrenador.