COBRESAL 1 - U. DE CHILE 1
La U estrena el título con un agónico empate en El Salvador
Cristián Suárez anotó el agonía la igualdad para los azules, donde debutó Leandro Benegas. Los locales estuvieron a un paso de dar el golpe.
Seguro que Martín Lasarte sufrió desde Santiago con un equipo que comenzó el año de manera irreconocible. Universidad de Chile estrenó su título de campeón, haciendo absolutamente todo lo contrario a lo que lo llevó a la cima. En el Salvador, equipo fue superado por largos momentos por Cobresal y terminó salvando un discreto empate en la agonía.
Por más que en el comienzo la visita comenzó mejor, superando en posesión y llegadas al rival la defensa universitaria entregaba a la vez señales de que no estaba en su mejor día. Cobresal con poco, con la aparición rápida de Cantero, Fuentes y Donoso, era capaz pasar el mediocampo azul sin problemas y llegar al área rival de la misma forma en la que sufría en la propia.
Patricio Rubio y Enzo Gutiérrez, los encargados de dejar en el olvidado al lesionado Gustavo Canales, contaban con las oportunidades pero fallaban siempre en la definición. De cabeza, de media distancia, solo frente al portero, el equipo dirigido ésta vez por Rodolfo Neme fue incapaz durante toda la primera etapa de superar a un Nicolás Peric que ni siquiera tuvo que ser figura para terminar con su arco en cero.
Universidad de Chile terminó el primer tiempo con la sensación leve de que fue superior y que la apertura de la cuenta estuvo más cerca, pero también con el lamento de que le estaba faltando la cuota de suerte, que siempre es necesaria para superar los nervios.
El debut de Leandro Benegas y el ingreso Magalhaes, le permitieron a los azules tener un segundo aire en el partido pero se desvanecería rápido. A veces el rival no es el principal obstáculo para sortear la desventaja, sino la propia confianza.
Universidad de Chile parecía caminar a una derrota segura pero terminó encontrando una oportunidad para redimirse en los descuentos: Cristián Suárez, se vistió de goleador y terminó salvando un empate agónico. Cobresal no aprendió que para matar al campeón, no hay que hacerlo una, sino dos veces.