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Hernández

A la Orden mi Comandante

No vamos a decir aquí con una fecha recién jugada que Católica se pegó un viraje en 180 grados y es un equipo que está para campeonar. Sería un simplismo. Hay que darle tiempo al tiempo y, probablemente, Mario Salas se encargará de convertir este primer triunfo en una tendencia, pero de algo hay que estar seguro: la UC volvió a ser un equipo competitivo.

La dirigencia de Cruzados eligió bien esta vez. Optó por un técnico joven, con liderazgo, ambicioso, cuya forma de ver el futbol encaja plenamente con el paladar del exigente hincha de la franja. Salas arma sus equipos pensando siempre en el arco contrario con sistemas flexibles pero funcionales al objetivo final que es hacer un gol más que el contrario. A lo largo de su carrera, se le ha cuestionado cierto desequilibrio en la estructura defensiva del equipo. Es natural. Equipo que toma riesgos también queda expuesto atrás. La clave es encontrar la fórmula para ser ofensivo, pero solvente en la última línea.

El comandante tiene otra gracia. Cree en los jóvenes. En Huachipato alineó como titulares a cuatro canteranos de 21 años o menos en la Copa Sudamericana. Muchos en sus zapatos estimarían que es un suicidio, un peligro innecesario, pero Salas tiene la capacidad para detectar talentos precoces y sacarles rendimiento. “En mis equipos juega el que esté mejor, tenga 20 años o 35”, dice. Una definición totalmente opuesta a aquella máxima que dice que “los jóvenes ganan partidos, campeonatos los experimentados”.

Con todo, esta política le viene como anillo al dedo a un club que se caracteriza por promover jugadores y jugar con un alto porcentaje de futbolistas formados en casa.
La victoria ante Antofagasta en el Sánchez Rumoroso dejó algunas lecciones. Incluso retroactivas. Con los mismos jugadores, la UC pudo subir ostensiblemente su nivel respecto de la era Falcioni donde el divorcio con el cuerpo técnico era total. Al final, los jugadores ya no le creían al DT y éste lejos de revertir la crisis se encapsuló y tuvo nula autocrítica.

El plantel podía mucho más. ¿Acaso el Mark González dirigido por Falcioni no era el mismo que convirtió dos goles ante los Pumas? Erick Pulgar reconvertido en volante central por las urgencias fue una solución de lujo. Hizo un gol y tuvo un remate en el palo que pudo ser el cuarto. Suma y sigue.

Salas tiene trabajo. Sufrió con las pelotas detenidas, pero mejoro muchísimo respecto de sí mismo. Tiene potencial y con los refuerzos será aún más fuerte. Católica está de vuelta entre los equipos competitivos de 2015. Enhorabuena.