Hernández
¿Todo Vale?
La fallida llegada de Martín Rodríguez a Colo Colo tiene razones técnicas poderosas. Habiéndose incorporado Chupete Suazo y Luis Pedro Figueroa reglamentariamente sólo quedaba una plaza disponible para reforzar el plantel en el torneo de Clausura y debía ser un defensa central tras el castigo de seis fechas a Julio Barroso.
El inminente arribo del ecuatoriano Fickson Erazo apunta en esa línea. Es un fichaje coherente a la necesidad y de un perfil interesante: joven, seleccionado de su país, con experiencia en otras ligas. Si se concreta será un acierto de cara al campeonato nacional y la Copa Libertadores.
El problema no está en la contratación de Erazo. Quién podría discutirlo. Sí en cómo su llegada echó por tierra el acuerdo entre Colo Colo y Huachipato por Rodríguez. Albos y acereros estaban en acuerdo, pactaron la venta del 50% del pase y un contrato por tres años y medio. Blanco y Negro aceptaba la cláusula que especificaba que el volante debía ser inscrito en todos los torneos en que participara Colo Colo. Todo por mail y de palabra.
Desde el arribo de Arturo Salah a la presidencia, Colo Colo ordenó la casa. Ajustó sus finanzas y las políticas internas mejoraron un montón. Profesionalizó el club en distintas áreas, le dio seriedad. Pero el manejo de Blanco y Negro en la contratación de Rodríguez dejó mucho que desear. En el fútbol de hoy hay que estar vivos porque el que pestañea pierde. Es parte de paisaje que las relaciones entre los clubes se tensionen, haya cambios de planes, etc. Lo que nunca es deseable es que un jugador quede al medio y termine manoseado. En este caso, el fin justificó los medios.