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Guarello

Amores de verano

Salvo por este cambio drástico a calendario “europeo” (como si eso fuera bueno), el verano fue siempre un mundo ancho y ajeno para el fútbol chileno. Un largo período de especulaciones sobre tal o cual contratación, pretemporadas en balnearios modestos, domingos sin acción, siestas largas. La actividad local moría por completo en enero. La fenecida Polla Gol armaba sus cartillas con el balompié español, así el hincha chileno, antes de Zamorano, Messi o Bravo, se enteraba del Real Madrid, el Barcelona, pero también le llevaba el apunte al Ferrol o al Hércules en las apuestas.

El desasosiego se proyectaba también en los campeonatos sudamericanos juveniles, hoy llamados Sub 20. Eran cosas del estío, sin importancia, sólo para verdaderos interesados. La prensa no les daba mayor importancia. Por ahí un párrafo en el diario, de suerte Pedro Pavlovic en Colombia despachando un golazo de Lukas Tudor grabado con cámara propia. El asunto sólo tomaba vuelo cuando había algún escándalo, como el torneo de 1979, o una actuación sorpresiva, subcampeonato en Lima 1975, pero en general pasaba en silencio en el ideario colectivo.

Tengo un par de imágenes grabadas de esos sudamericanos remotos. En 1981 en Osorno, en plena noche y solo en una gran habitación extraña, siguiendo por onda corta, una radio Grundig bellísima, como Chile goleaba 4-0 a Venezuela en Guayaquil o tal vez Ambato. Así era la cosa, por onda corta. Dos años más tarde una situación similar: acampando con hermanos y primos en Chimbarongo, escuchamos, mientras la señal iba y venía desde un modulado relato boliviano, como Chile derrotaba a Ecuador 3-2 en Cochabamba.

Como entonces clasificaban tres al Mundial (Brasil y Argentina no fallaban nunca), las posibilidades de éxito de esos equipos eran muy limitadas. Nadie se hacía demasiadas ilusiones. Un triunfo por ahí, alguna aniñada contra los grandes, pero todo se resolvía rápidamente, casi siempre, con los muchachos de vuelta en Pudahuel sin pena ni gloria, ante un par de reporteros radiales y un fotógrafo solitario mandado por algún diario, pero sin periodista, ya que la noticia apenas alcanzaba al retrato con dos o tres líneas informativas.

Hace un década y algo el asunto cambió. Es “muy” importante lo que le pasa a la selección Sub 20 (incluso los escolares Sub 17 generan noticia). Ganando o perdiendo siempre se arma una zalagarda sobre el “proceso”, sobre “las generaciones”, sobre “las bases que cimentan el fútbol chileno”. Todo de la mayor seriedad y urgencia. Creo que no sintonizo con este tremendismo. Juveniles son juveniles. Por mi lado, sueño con volver a esos veranos de modorra, esa radio onda corta gritando un gol del Cacharro Garrido en el confín del mundo.