Hernández
Es Que No Hay Tenistas
La desaparición de las noticias de tenis en los medios y la crisis de imagen de la federación de este deporte ha sido una ecuación letal. Salvo reales interesados, la mayoría de la gente cree que desde el retiro de Fernando González en marzo de 2012 el tenis chileno bajó la cortina, se extinguió después de 15 años de gloria de la mano de Ríos, Massú y el Bombardero de la Reina.
Ignoran quienes creen que este deporte pasó a mejor vida que en la actualidad existen 40 jugadores chilenos en el ranking de la ATP, una cifra inédita en la historia tenística del país. Algunos dirán que 25 de ellos están por debajo del lugar 1000 de la clasificación. Es cierto pero hay que ver el vaso medio lleno: tres de los cuatro mejor rankeados tienen entre 18 y 21 años y están entre los 260 mejores del mundo.
Si Nicolás Massú, capitán de la Davis, usara el ranking ATP como único criterio para nominar al conjunto que jugará contra Perú en marzo debería convocar a Hans Podlipnik (27), Nicolás Jarry (19), Gonzalo Lama (21) y Christián Garín (18). Un equipo con un promedio de apenas 21 años. Entonces, ¿no les parece que hay que darles un poco de tiempo?
La eliminación de Podlipnik, Jarry y Lama en la primera ronda de la qualy del Abierto de Australia nos sitúa en la realidad. No tenemos ningún jugador que por derecho propio pueda entrar al cuadro final de un grand slam, pero sí cuatro que están luchando por formar parte del circuito grande. Sumo a Garín que por decisión técnica determinó empezar más tarde la temporada y está culminando su acondicionamiento en Santiago. Si hubiera que explicarlo en términos simples, hoy disponemos de cuatro jugadores competitivos a nivel de challengers –Lama ganó uno en 2014– y firmo que alguno se meterá en el main draw de un major este año.
Hay señales que algunas veces pasan inadvertidas, pero que conviene tenerlas a la vista para no sorprenderse después. En esta gira por Oceanía, Nicolás Jarry le ganó en la primera vuelta de la clasificación del abierto de Sidney a Paul Henry Mathieu, un ex 12 del mundo que hoy con 32 años figura en el puesto 91 del ránking ATP. Un triunfazo. Y perder después en tres sets (6-4 el tercero) con Víctor Troicki, otro jugador de muy buen nivel, demuestra que se puede parar mano a mano con cualquier tipo entre el 80 y 200 del mundo. Ojo, este puede ser un gran año para el nieto de Jaime Fillol.
Uno de los aspectos positivos de la irrupción de un Jarry que mejoró más de 600 lugares en 2014 fue que la enorme presión que recaía en Christian Garín como estandarte del recambio ahora la comparte con su partner de dobles. El campeón junior de Roland Garros 2013 tuvo una temporada más que aceptable al ganar cuatro futuros y rozar el 250 del mundo. Un dato que quizá muchos desconocen: Garín tenía edad para seguir jugando en juveniles en 2014 pero optó por afrontar su primera temporada como profesional. Asumiendo que las comparaciones son un ejercicio odioso hay que decir que a la misma edad Garín logró un mejor ránking ATP que Ríos, Gonzalez y Massú aunque los tres le dieron prioridad al circuito junior sobre el tour de la ATP.
Ser hoy tenista profesional en Chile es igual a vivir en el anonimato. Los jugadores tienen escasa o nula presencia mediática, sus carreras –salvo contadas excepciones– no se financian, las marcas que los apoyan asumen que es a cambio de una apuesta incierta y sin retorno publicitario en el corto plazo. Algunas empresas de raquetas, incluso, condicionan los contratos a que el tenista venda sus productos y cumpla metas. Pese a esto, lo intentan, se encalillan, practican seis horas al día, siguen su sueño.
Hace un tiempo cuando Massú y González aún figuraban como tenistas activos, Paul Capdeville era blanco de muchas críticas. Puede que se haya equivocado en alguna declaración como en la Copa Davis ante Canadá, pero hizo una gran carrera, fue 76 del mundo, ganó más de un millón 100 mil dólares en premios, pasó qualies de grandes torneos, hasta se dio el lujo de jugar una segunda ronda del US Open en el Arthur Ashe Stadium ante Roger Federer. Si hoy viniera Mandrake El Mago y les ofreciera a los 40 chilenos en el ranking ATP “una carrera como la de Capdeville”, les digo a todos, salvo Garín y Jarry (y ojalá Lama), firmen al tiro.
Es que no hay tenistas, dice la gente ¡Falso! Son 40 con puntos ATP y, al menos, medio centenar más que está probando suerte. El tenis chileno no está muerto, respira, con dificultad y poquísimo apoyo estatal y privado. Afortunadamente, en este sombrío panorama quienes lideran el pelotón son los más jóvenes. Mi reconocimiento para todos y unas fichas adicionales para Juan Carlos Sáez (23) y Tomás Barrios (17), el Delpo chileno, acuérdense de mí. Aguante el deporte más ganador en la historia deportiva de Chile.