Arcos

La tormenta perfecta

La selección sub 20 que está disputando el sudamericano de la categoría en Uruguay aún no está eliminada. Matemáticamente hablando. Si se dan resultados milagrosos, conjunción de astros y el azar se da una voltereta, puede acceder a la siguiente fase del torneo. Y si pasa, capaz que hasta vaya al Mundial.

Pero futbolísticamente esta selección no tiene mucho que mostrar. Futbolísticamente está afuera. Las razones son variadas. Un conjunto de factores que no son difíciles de detectar, en donde la responsabilidad es de varios actores.

Pocos minutos en Primera. De los titulares, sólo Sebastián Vegas es un fijo en su club, el Audax Italiano. La falta de roce es evidente. Esquema arcaico. El fútbol demostrado por Tocalli le trajo éxitos en su carrera. Pero ya fue. Fue.

Destrucción del torneo de menores. Le quitaron el piso, le bajaron el financiamiento, segmentaron los campeonatos. Todo lo posible para que el campeonato de menores, en vez de crecer, de ser alternativa, de convertirse en un semillero, se vaya extinguiendo.

Escaso aporte de las Sociedades anónimas deportivas made in Chile. Con algunas excepciones evidentes, la mayoría de las entidades dueñas de los clubes en nuestro país invierten en refuerzos millonarios, nombres propios pomposos y pirotécnicos y poco, muy poco en cadetes.

Como llegaron al fútbol desde escenarios muy distintos, aún no entienden que el trabajo formativo es esencial, incluso desde el punto de vista económico. Buscan el dinero fácil, rápido, express. Así lo obtienen en otras áreas del quehacer nacional, ¿por qué el fútbol sería distinto? Porque es distinto. Mucho power point, poco pasto.

Las sociedades anónimas en el modelo alemán (uno de los más exitosos y que acá, por un extraño capricho, no se ha estudiado), permite adquirir hasta el 49% de un club y tiene en la formación un ítem obligatorio para los inversionistas. Son campeones del mundo, con una de las ligas más potentes del orbe.

Mal ojo con los técnicos. Se dijo una y mil veces. Claudio Vivas fracasó en todos lados cuando desaparecía del alero de Marcelo Bielsa. El histórico ayudante del rosarino no tenía ni tiene pergaminos para una selección. Se quedó demasiado tiempo, eligió mal, destruyó el grupo y se fue. ¿Habrá visto siquiera los partidos del sudamericano? Tocalli trató de apagar un incendio, cuyas llamas ya eran demasiado grandes. Lo que empieza mal termina mal. Recordar cómo se fue Mario Salas de la sub 20, como ejemplo.

Materia prima escasa. No hay una gran generación. Ese también es un hecho. Pero si Cobreloa es el campeón de la categoría en Chile, cuesta entender que no tenga convocados en el equipo. Cuesta.

Son jugadores jóvenes. En una de esas se unen las estrellas, los rezos tienen respuesta y Chile clasifica a la siguiente fase. Y hasta vaya al Mundial. Pero en los torneos sub 20, el resultado no es lo único importante. Sean buenos o malos. Hay que mirar más allá. En Chile se cambió el paladar. Ya no basta con las buenas intenciones. Hace años se espera trabajo, competencia, decisión. No más compadrazgos ni discursos elaborados.

Enhorabuena.