¿Hay un límite?

El capítulo de Cristián Suárez, quien estaba con molestias para jugar y se automarginó de la Selección pese a que los exámenes en la Roja no arrojaban problemas para descartarlo, vuelve a poner en el tapete un tema complejo. ¿Qué está primero? ¿El amor a cualquier precio por la Selección (que muchos la ven como la patria) o la salud de las personas?

Mucho se elogió la guapeza de Gary Medel y Arturo Vidal durante el Mundial de Brasil. El Pitbull terminó jugando desgarrado y quebrado récores mundiales de capacidad para soportar dolor. Celia apuró el postoperatorio y actuó a tres cuartos de máquina en Brasil. Afortunadamente ninguno de los dos sufrió lesiones crónicas o tuvo recrudecimientos dignos de lamentar, pero en la historia del deporte chileno hay un ejemplo para considerar por haber sobrecargado la máquina y no haber parado a tiempo: Marcelo Ríos.

Muchos han hablado que Matías Fernández está cortado de la Roja por privilegiar operarse en vez de jugar la Copa del Mundo pasada. Imposible de verificar, pero digno de tomar en cuenta.

Jorge Sampaoli tiene fama de exigir al máximo a sus jugadores, hasta el límite. Pero ¿dónde está el límite? Esa es la pregunta.