La semiótica del fútbol
La semiología o semiótica es la disciplina que estudia el signo y aborda la interpretación o la producción que le hace el sentido. Pero no trata el signficado, que lo ve la semántica. Los periodistas que pasaron por la universidad saben de esto, porque está en el génesis de uno de los ramos duros de la carrera: comunicación social.
Desde la perspectiva comunicacional, ¿a Leandro Benegas lo expulsan por lo que hizo o por lo que quiso transmitir? Depende. ¿De quién? Del árbitro. ¿Y cómo mide esa intencionalidad? Interpretando. ¿Se puede juzgar?
Escuché al ex árbitro Carlos Chandía decir que Benegas estaba bien expulsado. Por gestos obscenos, agravados por saltar el cartel publicitario para ir a interactuar directamente con el público. ¿Se puede interpretar una conducta con tres ángulos diferentes en las repeticiones y cámara lenta si se quiere? Se puede, pero nadie asegura que esa interpretación concuerde con la realidad. ¿Puede el árbitro Carlos Rumiano interpretarlo mejor? Quizás, porque tal vez pudo escuchar lo que el delantero de la U dijo en el momento. Pero en la TV queda claro que el juez lo observa de espaldas. Por lo tanto, no tiene claro si técnicamente hace un "Pato Yáñez" o no (o sea, si se toma los genitales o no). Podría interpretar que lo hizo o, como dice el reglamento, tuvo intención de hacerlo, que es lo mismo.
¿Por qué echaron e Benegas y no echaron a Marcelo Díaz y a Pancho Prieto por gestos obscenos en superclásicos pasados? Por diferentes percepciones de los árbitros o porque no los vieron y pasaron piola.
Un ejemplo del mismo fin de semana: Claudio Aranda entendió el sábado por la noche que Matías Donoso merecía desahogarse de esa forma por anotar el empate de Cobresal contra San Marcos en el quinto minuto de descuento.
¿Estuvo bien o mal echado? Depende del significado del gesto. Para mi, con el suplemento del lunes en la mano y sentado cómodamente en mi escritorio, es un desahogo que no busca ofender. Para el juez, quien debía reaccionar con inmediatez, sin tener el mejor ángulo visual y sin repeticiones, fue una vulgaridad suprema. El sistema lo obliga a definir a él. E hizo su pega.
Última reflexión. Benegas tuvo mala suerte. Le tocó Rumiano, quien a veces me recuerda al ex réferi Hernán Silva Arce, uno de esos árbitros que disfrutaba mostrándole la tarjeta en la cara a los jugadores y que casi murió estrangulado a manos del Loco Miguel Ángel Gamboa. Y no le tocó, por ejemplo, el bueno de Chandía, quien posiblemente habría soltado el pito, lo habría aplaudido por el golazo de chilena que hizo y todo el resto habría estado de más.