La U retorna con la moral por el suelo tras caída en Bolivia

Son las 23:30 horas de la noche del martes en La Paz. Hace poco rato Universidad de Chile prácticamente se despidió de la Copa Libertadores tras caer con el local The Strongest. Las caras largas abundan en el camarín.

Nadie habla. Sólo Martín Lasarte y sus escuderos intentan levantar el ánimo de un plantel que está hecho pedazos. No quedan fuerzas ni ánimo tras casi medio semestre en que nada les ha salido.

Tampoco hay ganas para hablar. Ninguno de ellos dice palabra alguna sobre la derrota. El trayecto al bus más parece un viacrucis. Sólo hay ganas de regresar a Santiago, pero para eso quedan largas y tortuosas horas.

La comida es en un hotel paceño. Son pasadas las 12 de la noche. Ahí tampoco se dice mucho. El trámite se hace corto y los jugadores se retiran en silencio, otra vez al bus, antes de embarcarse al aeropuerto El Alto. De hecho, la mayoría se refugia en su celular o en sus audífonos. Sólo Sebastián Ubilla se da tiempo para conversar con dos conocidos, con quienes se saca un par de fotos. Al resto nadie los hace reir.

El reloj marca la 1 de la madrugada. El plantel ya está arriba del bus. Con ellos Sabino Aguad, gerente general de los azules. Es el único que suelta palabras. "Vamos muchachos", dice. Pero no en señal de apoyo. No. Hay que partir al aeropuerto.

Alguien falta. Rodolfo Neme, ayudante de Machete, olvidó algunas cosas en la habitación en la que descansó antes del partido. El uruguayo baja, se despide de los funcionarios del hotel y se sube al bus.

Cerca de las 04:00 el equipo arriba a Iquique tras su vuelo charter. Hay sueño, cansancio y rabia. También impotencia y frustración. Es el momento de dormir para recién al mediodía de este miércoles subirse al avión que, por fin, los dejará en Santiago tras un periolo a Bolivia que sólo trajo sinsabores.