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Una tendencia muy peligrosa

Actualizado a

La derrota de Colo Colo no es solo la peor actuación del año como dijeron los jugadores del cuadro popular. Ni un tropiezo como planteó luego Héctor Tapia en la conferencia de prensa. Es la consecuencia de una preocupante tendencia de expulsiones evitables que algún día iba a tener un desenlace como el de este sábado. Ganar o empatar había enmascarado la incapacidad de terminar con once jugadores, pero ser goleado y encima en casa pone de manifiesto el problema conductual de los albos. En tres de los últimos cinco partidos el equipo de Tapia ha sufrido uno o más expulsados. 

El hincha es emocional y algunos podrán comprar el discurso de sus jugadores. Colo Colo viene dulce, ha ganado todos sus partidos como local en la Copa Libertadores, está bien perfilado para avanzar a octavos y en el torneo nacional aún es líder –dependiendo del partido de Cobresal ante Universidad de Concepción– pero convengamos que si el Cacique no tuvo argumentos para dar vuelta el partido ante Unión La Calera fue, en buena medida, por la torpe expulsión de Gonzalo Fierro cuando empezaba el segundo tiempo.

Fierro es seleccionado, capitán de Colo Colo, un tipo de mil batallas que siempre da la cara. De hecho, tras el partido admitió su error, dijo que la expulsión era justificada y se disculpó ante sus compañeros y la hinchada. Impecable. Pero solo en un ámbito, la autocrítica, en los hechos, como referente del camarín, debe dar el ejemplo y no tropezar dos veces con la misma piedra. Esta vez, Paredes no estuvo con las luces necesarias para que su expulsión pasara a segundo plano. Si en un partido más gravitante, en la copa o el torneo, da lo mismo, un jugador se condorea, es expulsado y su salida condiciona el resultado o marca la eliminación de Colo Colo perfectamente podrá argumentar que si el capitán se equivocó por qué él no.

Ahí está el detalle. Fierro lleva la jineta y está para marcar la pauta. En la cancha su labor es incuestionable, está vigente y luchando por entrar en la nómina definitiva de Sampaoli. No basta con las disculpas, Fierro, usted está para guiar al equipo y ser el primero en tener inteligencia emocional dentro del campo. Es inherente al rol de capitán. 

Con todo, la derrota del elenco albo no es tan nociva para sus pretensiones. Católica enredó dos puntos ante Audax Italiano y tanto frente a Cobresal, la próxima fecha, como ante la UC en la decimoquinta, será local en Macul. ¿Conclusión? Depende de sí mismo para ser campeón. Qué este sábado el equipo haya extraviado la brújula frente al arco no debiera ser motivo de preocupación. El equipo viene haciendo goles y tiene variantes. Quizás la gran deuda, aun teniendo en cuenta que su posición más retrasada conspira contra su efectividad, sigue siendo Humberto Suazo. Chupete ha destacado en la Libertadores, hizo un gran primer tiempo ante la U, pero uno esperaría que su aporte goleador fuese mayor. 

Capítulo aparte fue la maciza actuación de La Calera que goleó al principal candidato al título, le dio una mano a la UC y volvió a prenderse entre los cinco primeros de la tabla. Los cementeros jugaron un partido redondo, con una efectividad y rendimientos individuales altísimos. Giovini estuvo en una tarde inspirada, los del fondo, salvo Shaffer que tuvo algunos problemas en la marca, se lucieron y la línea de Pineda, Rosales y Silva jugó quizás su mejor partido del año. Qué decir de Tevez, autor de dos goles y determinante en el partido. El equipo de Ariel Pereyra, ojo con él como entrenador, puede respirar tranquilo. Aunque los números digan que el descenso aún acecha, futbolísticamente está más cerca de la liguilla que de unirse al tren de los desesperados.