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Hernández

Directo a la Gloria

Actualizado a

A pesar de las victorias de Universidad Católica y Colo Colo, sus escoltas directos, Cobresal dio este fin de semana un enorme paso camino al primer título de su historia. El equipo de la tercera región, en sus 35 años de vida, sólo luce en sus vitrinas la Copa Chile de 1987, recordado éxito que llegó de la mano de un tridente ofensivo extraordinario integrado por Sergio Salgado, Iván Zamorano y Rubén Martínez. Bam Bam fue el goleador de aquel campeonato.

Los dirigidos de Giovagnoli no sólo no sintieron la presión del triunfo de Católica –que temporalmente se había puesto a dos puntos– sino que sortearon con solidez un partido crucial ante Ñublense. No era sencillo jugar en cancha neutral y hacer frente a un equipo desesperado por la amenaza del descenso. Cobresal sacó adelante la tarea, anotó temprano y luego batalló con oficio en un encuentro que se tornó muy físico. Si el equipo del campamento minero es campeón esta victoria y el triunfo ante Colo Colo en el Monumental quedarán marcados como momentos clave de la campaña.

El derrotero de Cobresal ha sido increíble. Tiene apenas dos derrotas en 14 partidos y alcanza un 71% de rendimiento. Los analistas más sesudos podrán argumentar que se benefició de la crisis de la U, la transición de Católica y la incapacidad de Colo Colo por afrontar con la misma solvencia el campeonato nacional y la Copa Libertadores, pero no sería justo explicar la magnífica temporada del conjunto minero en la incapacidad de otros por discutir el título más de cerca. De hecho, el fixture juega a favor del equipo de Giovagnoli porque mientras Colo Colo y Católica tienen que jugar entre sí en la próxima fecha, Cobresal se mide la semana subsiguiente con un descendido Barnechea. Tendría que ocurrir un cataclismo para que el cuadro minero no gane esos tres puntos.

En el fútbol la mayoría de los entrenadores dice que no tiene un equipo titular sino que un plantel capaz de sortear todos los desafíos. Sabemos que no es así. Lo que persigue el técnico es tener a sus los jugadores motivados y listos para la batalla. Este domingo, Héctor Tapia dejó a Villar, Valdés, Delgado y Paredes en el banco. Agréguese que Suazo está lesionado y Fierro suspendido. Seis titulares menos. Colo Colo ganó igual y mantuvo una diferencia de tres puntos con Cobresal, pero dio una señal: la prioridad es la Copa Libertadores y el partido con Independiente de Santa Fe del próximo miércoles. Si Cobresal no hubiese derrotado a Ñublense el sábado en La Pintana, quizá Tapia hubiese puesto toda la carne en la parrilla. La apuesta, en todo caso, salió bien y el Cacique volvió a ganar por el torneo local después de cinco semanas.

Giovagnoli ha conducido con maestría a un equipo integrado por jugadores que en su mayor parte –salvo Nicolas Peric, Sebastián Zúñiga, Carlos Escobar y Francisco Sánchez– nunca han sido campeones y más bien deambularon por una serie de clubes sin trascender mayormente. Cada uno en lo suyo, haciendo carreras dignas, pero sin coronar una campaña en lo más alto. En esa categoría están los mayores referentes del equipo: Matorel, Ureña, Fuentes, Saravia, Cantero y Donoso.

La tarea hoy en Cobresal es mantener los cuatro puntos de ventaja respecto de Colo Colo al cierre de la fecha venidera. Para ello, se abren múltiples escenarios, pero ninguno descabellado para un equipo que ha demostrado con creces su capacidad. Rescatando incluso un punto en la visita a Rancagua los cobresalinos saben que el título quedaría a centímetros. Nada puede garantizar que el equipo minero será campeón a todo evento, pero así como están las cosas la vuelta olímpica de Cobresal paga 1.10 pesos. Eso se llama favoritismo absoluto.