El Rally Mundial, una verdadera ciudad ambulante

El silencio que rodea el borde del Lago San Roque en la Villa San Carlos el resto del año ha sido interrumpido por el ruido de los motores desde hace una semana. A un costado del embalse, está apostado el parque de asistencia que se instala en cada lugar donde llega el WRC y que genera una atracción más a la carrera.

Y es que el campamento de casi un kilómetro de largo es una ciudad ambulante. Ahí los equipos Volskwagen, Citroën, Hyundai, M-Sport arman sus centros de operaciones, pero también se suman los camiones que traen los equipos del Rally local y el Codasur, dos competencias que se corren en paralelo a la máxima categoría.

"Los contenedores de los equipos de la WRC comenzaron a llegar el sábado de la semana pasada junto a los mecánicos. La mayoría de las piezas, los autos, las mueven ellos desde la carrera anterior y llegan en barcos y aviones", cuenta el asistente del director de la prueba, Andrés Castelo.

El resultado son en total más de centenar de vehículos, camiones, mecánicos y pilotos -casi todos europeos- que conviven y se mueven siempre contra el tiempo en las carpas de los equipos y bajo la atenta mirada de miles de personas que llegan cada a día a observar las máquinas: este año ya superan los 10 mil.

Sin embargo, también hay diferencias de clases. Mientras el líder del campeonato mundial Volskwagen cuenta en su sector con tres carpas, sala de descanso, reuniones y de operaciones, otros equipos se conforman con un espacio más limitado. En el caso del rally local, la mayoría son camiones antiguos devenidos en estrechos departamentos.

Lo que es claro que es que todo comenzará a desaparecer este lunes. Desde la mañana, los camiones enfilarán por las rutas y el campamento volverá a guardarse en contenedores para emprender vuelo a Portugal, próxima fecha de la temporada. Mientras, el gran espacio de cemento ubicado en la Costanera quedará vacío y en silencio, hasta el próximo año.