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Análisis táctico

La absurda caída de un gigante

La decisión del Tribunal de Disciplina decretó el descenso de Cobreloa, pero está claro que nunca logró un desarrollo de juego que le permitiera ponerse a resguardo.

El plantel de Cobreloa tras la derrota por 4-0 ante Colo Colo, en Calama.
El plantel de Cobreloa tras la derrota por 4-0 ante Colo Colo, en Calama.Pedro TapiaPhotosport

A comienzos de diciembre pasado, los dirigentes de Cobreloa aplicaron una reingeniería en la dirección técnica del primer equipo, con el objetivo de alejarse del descenso. El entrenador Fernando Vergara, quien había asumido en la octava fecha del Torneo de Apertura, fue destituido del cargo para permitir el regreso de un viejo conocido: Marco Antonio Figueroa, quien había estado antes al mando de los loínos en dos ciclos: en 2008 y 2013.

La absurda caída de un gigante

La mano del Fantasma se sintió inmediatalemente. En el inicio del torneo, el 7 de enero, día del aniversario de los loínos, los mineros golearon por 3-0 a Palestino en Calama. Después vino lo mejor: derrotaron a Wanderers en Valparaíso y, como locales, le pasaron por arriba de Iquique. Nueve puntos y la salvación parecía asegurada.

Los triunfos iniciales llegaron gracias a un equipo agresivo en casa, que se paró bien adelante en la cancha y que impidía el juego de sus oponentes. Como visita, la propuesta fue muy distinta. En la Quinta Región desarrolló un plan de juego defensivo, reagrupándose muy cerca de su área para permitir el avance de Wanderers y sorprender mediante contraataques.

Después vinieron tres derrotas y dos empates hasta que el equipo de Figueroa volvió a ganar frente a San Marcos, el nuevo equipo del ex DT Fernando Vergara. Sin embargo, la victoria fue distinta a las del comienzo. El juego fluido y directo del inicio ya no estaba y a los naranjas les costaba bastante llegar en ofensiva. En defensa, la seguridad no era un aspecto a destacar. La línea de tres zagueros, una predilección absoluta del Fantasma, cedía demasiados espacios y no contaba con los retrocesos intensos y apropiados de los mediocampistas.

Sin embargo, el triunfo apretadísimo ante Barnechea en San Carlos de Apoquindo resembró las ilusiones de la permanencia. Con un gran gol de Ignacio Herrera, los mineros vencieron, pero regresaron a Calama con la preocupación generada por su incapacidad para producir secuencias de pases con profundidad en la mitad de la cancha y la resistencia alarmantemente tenue de su retaguardia, cuando era exigida con ataques construidos o juego por las puntas.

En la recta final del campeonato, Cobreloa solo fue capaz de vencer a Huachipato (recién por goleada 6-0 cuando tuvo que jugar un juvenil en el arco acerero) y a Antofagasta. De ambos triunfos, nítidamente resaltó la victoria ante los Pumas. Los mineros se parecieron en algo al cuadro del comienzo del torneo con un juego directo y frontal, que causaba mucho peligro cuando desplegaba su fútbol por las bandas. En defensa, regresó la seguridad a la línea de tres zagueros, aunque al final del encuentro ciertas descoordinaciones en la dinámica presión-cobertura (uno achica y el otro cubre la espalda) provocaron algo de incertidumbre.

Así y todo, el cuarto equipo con más títulos en el país mantenía chances de permanecer en Primera en la víspera del choque contra Ñublense, en Chillán. La bajísima actuación contra Colo Colo mostró a un cuadro sin variantes en ofensiva, carente de construcción en el mediocampo y con una defensa conformada por pocos zagueros, situados a enorme distancia entre sí. Eso facilitó el triunfo por 4-0 de los albos.

Hasta que la Segunda Sala del Tribunal de Disciplina de la ANFP decretó quitarles cuatro puntos a los loínos, por infracción al artículo 53 de las bases del campeonato. Un desplome absurdo, porque no se resolvió en la cancha.