Los ciclos de Chupete
El filósofo chino Lao Tsé decía que la historia era como un espiral, que los hechos se repiten, pero en distintas etapas.
La noticia de que Humberto Suazo se nacionaliza mexicano para fichar por los Tiburones Rojos de Veracruz o por los Xolos de Tijuana tiene más aristas que las propias de saber si será compañero de Fernando Meneses o si se irá a vivir a la frontera con California.
Durante los ocho años que Chupete estuvo en México, las intertemporadas fueron el reino de la incertidumbre. Todo periodista deportivo chileno que trabajó en radio o diario a fines de la década pasada y que se precie de tal recibió, al menos una vez en su vida, el llamado de un desesperado colega de un periódico de Monterrey preguntando si alguien sabía algo sobre la vida del sanantonino.
Chupete siempre llegó tarde a las pretemporadas en México. Eran días de terror para los hinchas de los Rayados, porque nunca tenían la certeza de que Suazo volvería. Y comenzaban los rumores: que su familia quería regresar a Chile, que quería estar cerca de su madre y un largo etcétera.
Hoy la situación es inversa. El goleador regresó a Chile, fichó por Colo Colo, recibe un generoso sueldo y no anduvo muy bien en el reciente torneo que acaba de finalizar, lejos comparativamente con lo que rendía con el Monterrey, donde se transformó en el goleador histórico de la franquicia.
¿Qué hizo ahora Chupete? Se fue a México y las noticias que llegan desde suelo azteca dejaron al pueblo albo en ascuas. El futuro del ídolo es incierto y nadie sabe si Suazo regresará.
Lao Tsé tenía toda la razón.