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Nuestro Messi

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Lo dijo Gary Medel. Se lo dijo a Luis Bonini en una charla de amigos devenida en entrevista para TVN. "Alexis Sánchez es el jugador más desequilibrante que tenemos. Es nuestro Messi". El Pitbull agregó un peso más a la mochila, al considerar al tocopillano como "el mejor jugador chileno de la historia".

Dos sentencias colosales de cara a la Copa América que se avecina. No son palabras de un cualquiera. Provienen de un indiscutido, uno de los pocos chilenos que hoy podría ponerse cualquier camiseta y rendir. Son de uno que fue emblema en Brasil 2014 y que conoce a Sánchez desde el histórico bronce juvenil en Canadá 2007.

Lo que hace Medel es catapultar al nortino como la gran figura del equipo chileno. Tal vez sea, junto a Arturo Vidal, el futbolista que marca más distancia con el resto, pero Sánchez lo hace en la zona de riesgo. En los últimos treinta metros de la cancha posee la capacidad para desnivelar anotando, asistiendo, encarando por ambos perfiles. Un futbolista que llegará al torneo continental precedido de una gran temporada debutando en la liga inglesa, lo que nunca es sencillo.

No revela misterios Medel al tratar a Alexis como un fuera de serie. Cuando realiza la comparación con Messi no es acercarse al nivel del argentino, sino a la relevancia que tiene dentro de la escuadra. Y claro, Sánchez es el Messi del equipo rojo. Sin duda.

¿Es Sánchez el mejor futbolista chileno de la historia? Arriesgada declaración, por varios factores. Creo que la carrera de un futbolista debe ser analizada en su contexto completo. Y al delantero le quedan varios años por jugar, temporadas que pueden generar mejores números, otras camisetas, mayor cantidad de títulos. O malas noticias que ojalá no sucedan. Lesiones, malas determinaciones.

Pero también es injusto y sumamente difícil comparar épocas diferentes y puestos distintos en la cancha. El consenso indica que Elías Figueroa es el más grande de todos. Yo me sumo a esa postura. Ser considerado el mejor del mundo en su puesto es un factor que se explica por sí solo para defender al zaguero.

Las campañas de Ivan Zamorano y Marcelo Salas abrieron las puertas cuando era complejo jugar afuera. Antes de la Ley Bosman, los dos estandartes de la Roja la rompieron como nadie en Europa, marcando una era incomparable. Los Bravo, Medel, Vidal, Sánchez, crecieron viendo a Zamorano y Salas en los mejores equipos del mundo. Anotando. Ganando. Permitiendo que Chile cambiara de piel. Su aporte traspasa los márgenes de una cancha de fútbol. Con creces. Fueron los mejores embajadores de un nuevo Chile.

A Sánchez le queda una década de carrera. Va como avión, pero aún no ha terminado. Si gana algo con la Roja de Chile, sería difícil discutirlo.