Camino de tierra

No voy a caer en el lugar común de la selección holandesa tomando sol en Copacabana al mismo tiempo que retiraba invicta y goleando a Brasil del Mundial 2014. Sólo quiero decir que los dispositivos de seguridad que rodean a la selección chilena en Requínoa rozan la locura. Y no es una locura linda.

Entiendo que un entrenador cualquiera, aquí no hago distingo entre el manejador millonario de un importante equipo nacional y el simple técnico de un cuadro de la B, necesite tranquilidad, intimidad y privacidad para hacer su trabajo. Digamos, un entorno de paz para mantener la cabeza limpia, las ideas claras y los jugadores enfocados. Además, hay varios aspectos del juego que necesitan discreción, como ciertos movimientos específicos y las jugadas de pelota parada.

Dicho todo esto, no tiene argumento alterar la vida de los parroquianos, restringirles su tránsito normal, sus labores habituales por el miedo de un entrenador. Aunque ese entrenador sea Jorge Sampaoli, Pep Guardiola o Sacha Mitjaew. A cada uno lo suyo, y no hay jugada a balón parado ni pressing que justifique el acoso a los transeúntes, los caminos cerrados y la obligación de andar mostrando documentos de identidad o hacer largos rodeos porque, apenas, quieren llegar a su casas.

Una cosa es la privacidad, otra es la payasada. Como la vimos el año pasado en la INAF cuando Sampaoli mandó a suspender las clases y evacuar el edificio para hacer una práctica de moledera. Y lo peor, usando a carabineros, pagados por el estado, para materializar sus paranoias.

Todos saben como juega Chile. Esto quedó visto en el Mundial para bien o mal. Y, revisada la nómina, tampoco presente grandes novedades. ¿Necesitarán los rivales disfrazar a un espía de huaso para “descubrir” las habilidades de Edson Puch o los descuelgues de Cornejo? Claro que no. Se conoce de sobra la intensidad, el pressing, la habilidad de Sánchez, lo aguerrido de Medel la exuberancia de Vidal. Como también que la defensa se expone al mano a mano, que nos hacen muchos goles con pelotas aéreas y que nos faltan variantes para llegar al gol. Cerrando caminos, controlando los documentos, acosando a los vecinos o enterrándose en la Antártida eso no va a cambiar.

Nada justifica esta mascarada. Paremos el circo.