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Iturra

Los drones llegaron ya

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Los drones llegaron ya

"Podrás derribar mi drone, pero yo igual ya tendré la imagen". Janine Warner, quien se autocalifica como "alquimista digital", es una periodista estadounidense estudiosa de la cibercomunicación y uno de sus temas preferidos, dentro de ella, son los drones.

Estuvo el año pasado en Santiago en un congreso de la Escuela de Periodismo de la Universidad Mayor. Trajo un drone, lo echó a andar y maniobró delante de la audiencia y después se los dejó de regalo. ¿Qué tienen que ver los drones con la comunicación digital? Fácil. Materializan la premisa del mundo avatárico: poder estar en todas partes, donde antes era imposible acceder.

Esto es una muestra de que los drones, aquellos aparatos voladores dirigidos a distancia que toman fotos, graban videos y los transmiten instantáneamente, llegaron para quedarse. Para desgracia de Jorge Sampaoli.

El drone del jueves en el Monasterio Celeste, aquel que obligó a interrumpir la práctica y que alertó las alarmas de seguridad, es el primero de muchos más que vendrán. Y ya no basta el decreto edilicio para cerrar la calle. Tal vez ya estén haciendo gestiones ante la Dirección de Aeronáutica Civil para restringir los vuelos en los cielos de Requínoa.

Podrían invitar a entrenar a Francisca Crovetto para que le haga puntería a los drones. O contratar a un artillero jubilado de la FACH. Pero el problema es que estaría la imagen del francotirador y se diseminaría como si fuera virus sincicial en todas las redes sociales. Y eso, quizás, a los sponsors de la Roja no les guste porque le restaría valor al producto. O atraiga más periodistas y medios.

Es cierto que muchos entrenadores sienten que sus secretos son los más importantes del mundo y cualquier acción para protegerlos es legítima. Pero que el resto "agarre papa", es demasiado. Como alcaldes y autoridades. Ojalá que reine la cordura. Si no, no quiero ni imaginar qué reacciones podrán provocar los famosos drones.