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Hernández

Nueva vida

SantiagoActualizado a
Nueva vida
Diario AS

Confieso que espero con gusto la publicación del ranking FIFA el jueves 9 de julio. Dentro de muy poco, Argentina desplazará a Alemania como el mejor equipo del mundo y Chile trepará del decimonoveno al undécimo lugar de la clasificación. Y eso que si la Roja le hubiese ganado al equipo del Tata Martino en los 90 minutos de juego estaríamos nuevamente dentro del top ten.

La victoria de Chile cambia el estatus de nuestro fútbol por donde se le mire. El ranking FIFA es una referencia importante, al punto que permite dimensionar que la Roja derrotó al mejor equipo del planeta, pero lo realmente valioso es lo que viene añadido al título. Cómo no va a ser un agrado jugar por primera vez la Copa Confederaciones o ser invitado a la reedición de la Copa Artemio Franchi que en 2018 reunirá a los finalistas de la Copa América y Eurocopa. Por fin, Chile ya no lo mirará por TV.

Uno de los grandes méritos de este grupo fue la progresión de sus avances. Hablo de grupo y no de generación porque siendo rigurosos en el plantel que acaba de ganar la copa hubo un jugador de 21 años como Angelo Henríquez, varios sobre 30 y uno de 35 como David Pizarro. Quizá para muchos la base de este enorme logro esté en el equipo que remató tercero en el Mundial Sub 20 de 2007, pero lo cierto es que en la Copa América hubo sólo cuatro jugadores que estuvieron presentes en Canadá: Arturo Vidal, Mauricio Isla, Gary Medel y Alexis Sánchez. Un quinto, Carlos Carmona quedó fuera por lesión.

Hay verdades que se instalan y ciertamente Vidal, Sánchez, Medel e Isla, en menor medida, se convirtieron en íconos de la Roja adulta surgidos de la sub 20. El resto, provino de generaciones anteriores o posteriores. El mérito de Marcelo Bielsa, el gran gestor del resurgimiento del fútbol chileno, estuvo en elegir bien e inculcar una idea innovadora que Sampaoli, con matices, afinó varios años después. No se puede analizar este título sin dar crédito a Bielsa, cuyo trabajo le permitió despegar y exhibir notorios avances al fútbol chileno.

Este grupo de jugadores marcó grandes hitos. Fue capaz volver a ganar después de 50 años en una copa del mundo, logró que nos olvidáramos de la calculadora en las eliminatorias del Mundial de Sudáfrica (al rematar segundo y superar a Argentina en la tabla), clasificó en cancha de manera inédita a un segundo mundial consecutivo y eliminó a España, campeón del mundo vigente, en el Estadio Maracaná. Ojo, que cuento los partidos oficiales porque hubo amistosos de colección como el triunfo ante Inglaterra en Wembley o la injusta derrota frente a Alemania. En resumen, fueron, más allá de ciertos altibajos y el paso de Claudio Borghi por la dirección técnica, siete años de bonanza entre 2008 y 2014.

Pero faltaba el broche de oro. El paso cualitativo. El triunfo que coronara este avance tan significativo del fútbol chileno en los últimos años. Ir por el título de la Copa América, el objetivo que todos, sin excepción, expresaron después de la épica batalla ante Brasil en el Mineirao en junio del año pasado.

Chile lo consiguió. Fue el equipo más goleador de la Copa. Eliminó a Uruguay, el último campeón. Tuvo a Eduardo Vargas, el máximo artillero del torneo, en estado de gracia para vencer a un durísimo escollo como Perú en semifinales y fue capaz de doblegar a Argentina, la mejor selección del mundo, anulando a Messi. ¿Cómo lo logró? Siendo un equipo. Y como dice Sampaoli siendo fiel a una idea que penetró en lo más profundo del plantel. No es casualidad que la Roja haya ganado el título con varios jugadores que venían siendo suplentes en sus equipos o con poca continuidad. Eso se llama, trabajo. Eso se llama convicción.

El 25 de julio en San Peterburgo sabremos cómo viene la mano en las clasificatorias para Rusia 2018. El mapa futbolero sudamericano a nivel de selecciones tiene hoy una paridad que sólo se da en este lado del mundo. Perú creció, Paraguay demostró que no está pintado, Argentina y Uruguay, sabemos lo que juegan, Ecuador sigue siendo intratable en Quito y Brasil, con todo, siempre será favorito. La buena noticia es que Chile llegará a esta larga carrera con otra estatura, como campeón de América. Qué grato es, al menos por una vez en la vida, ser parte de la elite del fútbol mundial.