No confirmo ni desmiento
Lo conversamos mucho en la radio, sobre todo con Pancho Mouat que tiene la virtud de quitarle todo el dramatismo a la actividad. Se trata de la dinámica de las noticias del fútbol en la actualidad. No he hecho la cuantificación rigurosa, pero a vuelo de pájaro, infiero que al menos el 60 o 70% de ella se refieren a jugadores que van a ser contratados en algún equipo, equipos que quieren contratar a algún jugador, jugadores que sueñan con llegar a algún lugar o rumores, intenciones al menos, de jugadores que llegarán o se irán. Es decir, el núcleo de la información es siempre la partida o la llegada, lo que va a ocurrir, nunca el presente, lo establecido.
Es así como vemos un eterno desfile de hombres que “están en conversaciones”, “están en los planes”, “integran una lista”, “fueron llamados”, “estarían viajando la próxima semana”, “sólo les falta la firma”, “firmaron”, “serán presentados mañana”, “fueron presentados hoy”... Parece que los jugadores de hoy nunca están conformes en el lugar donde se encuentran, que su permanencia la define los obligados años de contrato, nunca la comodidad o un feliz presente. De manera inevitable hay otros planes futuros, la intencionalidad última es siempre emigrar, ir en la búsqueda de un futuro que nunca llegará, porque cada etapa es sólo el trampolín a una etapa siguiente. Como un juego de PlayStation demencial.
Incluso los copetudos, los que uno podría imaginar que no pueden aspirar a más (Cristianos, Líos, Zlatans), también ellos viven con la maleta a medio hacer, aunque se encuentren en la cúspide de la cúspide, siempre hay un lugar donde saltar si el partido del fin de semana se perdió o la prensa fue muy dura por algún resultado. Y lo hacen saber frente a los micrófonos mientras sus representantes no confirman ni desmienten.
En Chile ni hablar: mercado pequeño lejos de los grandes escenarios. Todos los equipos son un trampolín a alguna parte: a San Carlos de Apoquindo, México, los Emiratos, España, Uzbekistán, la B alemana. Claro, el motor son las mejoras económicas sin dudas. Ésa se entiende como “la” explicación a este movimiento continuo y un poco demencial. Pero hay algo más, es como una incomodidad permanente, una necesidad de salir disparado, de escaparse de algo, una búsqueda de la felicidad que empieza, en la mayoría de los casos, con un inequívoco: “Conmigo no ha hablado nadie”.