Pellegrini
Como si alguien hubiese escrito el guión para darle ese suspenso magnético que engancha al seguidor de una historia. Así fue el devenir de las noticias de Manuel Pellegrini en las últimas 24 horas.
El jueves por la noche se lanzó la biografía "Pellegrini, lecciones sobre la vida y el fútbol" del periodista Patricio Abarca. Allí, los cercanos al ingeniero cuentan que una vez casi lo arrolla un tren o que practicó boxeo en el Club México.
Leí el libro y es altamente recomendable. La ágil pluma de Pato Abarca, quien fue un talentoso volante propenso a lesionarse y que reporteó a la U en los 90, lleva al lector a transitar por las complejidades hoy inimaginables de la vida de un niño de familia acomodada que quiere ser futbolista. También la de un futbolista que estudia ingeniería civil y luego la de un entrenador de fútbol profesional que además construye puentes y edificios.
Pero más allá de eso, hay un aspecto que llama mucho la atención: la convicción de Pellegrini.
Una de las razones que tuvo el ingeniero para ir a entrenar a Liga Deportiva Universitaria de Ecuador era comprobar si era capaz de vivir lo suficientemente lejos y ver si la distancia podía más que el afecto o lo suficientemente cerca como para arrepentirse sin efectos colaterales. En resumen, cuando fue a Quito, Pellegrini estaba probando si iba a ser capaz de trabajar en Europa.
Como un buen ajedrecista, iba 10 jugadas adelantado. Y el libro lo demuestra todo el tiempo, gracias a un talentoso relato.
Viernes por la mañana. Michael Owen dice que los días de Pellegrini en el Manchester City están contados y que los jugadores lo ven como "un hombre muerto caminando". Poco menos de una hora después, el club confirma la extensión del contrato del DT chileno por una temporada más.
La aventura en la Premier League sigue, al menos hasta 2017, y Pellegrini tiene la posibilidad maravillosa de seguir agregándole páginas brillantes a una historia que tuvo un inicio de novela.