Hernández
¿Y el goleador de la Copa?
En apenas 90 minutos, Claudio Bravo dejó en claro que debe ser el arquero titular del Barcelona. Al tercer día de haber regresado a Alemania, Arturo Vidal figuró en la lista de citados del Bayern Munich y debutó con un gol en la definición a penales de la supercopa germana. Alexis Sánchez, pese a ser el último en incorporarse al Arsenal, reapareció en la fecha uno de la liga premier y al domingo siguiente anotó su primera conquista. Suma y sigue. Gary Medel fue tentado desde Turquía, pero el Inter lo declaró intransferible y fue titularísimo en los torneos cortos de verano en Italia. A Charles Aránguiz lo sondeó el Chelsea, se convirtió en una obsesión para el Crystal Palace, pero terminó fichado por el Bayer Leverkusen donde el técnico Roger Schmidt lo llevó al banco apenas desembarcó en el equipo de las aspirinas.
Actualmente, con varias supercopas ya disputadas y ligas europeas a punto de comenzar, el goleador de la Copa América, Eduardo Vargas aún no tiene equipo. Parece un contrasentido porque a diferencia de otros cracks de la Roja, uno de los jugadores más gravitantes en la histórica campaña no se ha enrolado en ningún club. Entrenó en el CDA con la U, desechó una oferta del fútbol árabe, sonó en el Olympique de Marsella y ahora ha trascendido que el West Ham United busca su préstamo por una temporada.
Llama la atención el desprecio del Nápoles, club dueño de su carta. Quizá era esperable que en la época de Cavani y Lavezzi el técnico Walter Mazzarri lo relegara al banco porque según dijo “no lo conocía”, pero ahora, después de un buen tiempo fuera del club y tras haberse alzado como el máximo artillero de la copa, cuesta comprender que no le dé una nueva oportunidad. No me van a decir que Insigne o Callejón son más que Vargas. Higuaín, tiene una camiseta asegurada. Hizo 18 goles en la liga y 8 en torneos internacionales. Es inamovible. Pero Insigne convirtió apenas 2 tantos en 27 partidos. Y Callejón nada del otro mundo: 11 goles en 31 partidos.
Vargas está pagando un precio muy alto a la dicotomía entre su rendimiento en los clubes y la selección chilena. Por la Roja su producción es irreprochable, clave para cualquier objetivo. Ha marcado 22 goles en 47 partidos con un promedio de 0.47. Tiene 5 goles menos que Alexis, pero mejor promedio. Y ha anotado más que el Niño Maravilla bajo la conducción de Jorge Sampaoli.
La idea no es comparar a Sánchez y Vargas en la Roja, sí reparar en el enorme aporte de este último y contrastar el presente de su carrera a nivel individual. Los números no mienten, Vargas llegó a Italia en 2011 como uno de los máximos anotadores de la liga chilena y goleador de la Copa Sudamericana. Y, por distintas razones, no pudo refrendar esa condición. No es fácil cargar esa responsabilidad o que lo diga Matías Fernández que llegó a España como el mejor jugador de América y bajo el apodo de Matigol. La historia todos la conocemos: su proceso de consolidación tardó varias temporadas.
El gran pecado de Vargas está a la vista. Sus pasos por Nápoles, Valencia y QPR no tuvieron la relevancia esperada. De los tres clubes europeos, la expedición por España fue la más regular -convirtió 3 goles en 17 partidos- pero en Mestalla no hubo dinero para comprar su carta. Visto en retrospectiva, tal vez debió quedarse un tiempo más en Porto Alegre. Hasta ahora, Gremio fue donde mejor jugó y más anotó, 9 goles en 24 encuentros.
El número 11 de Chile tiene 25 años y aún está a tiempo de torcer la imagen del jugador que rinde más en la selección que en los clubes. Vargas debe convivir con la percepción generalizada de que es un futbolista intermitente, discontinuo, al que le cuesta entrar en juego. El punto es que técnicamente es muy bueno y tiene argumentos para convertirse en un jugador integral. No puede ser que tenga tanto gol en la Roja y no la emboque en Europa. Depende de sí mismo enrielar su carrera fuera de Chile.
Esta semana, a través de LUN, nos enteramos que Vargas había roto con su novia. No es poco, había sido papá recientemente y si ahora tiene que partir solo a Inglaterra será un trance difícil de sobrellevar. Al final del día los deportistas de elite son tan personas como cualquiera de nosotros y los problemas de este tipo repercuten fuerte en la vida. No se puede disociar lo profesional de lo afectivo. Ojalá Varguitas se rearme fuera de la cancha, elija el mejor destino y pueda, al fin, tener la temporada que todos estamos esperando.