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El latigazo del diablo

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En tiempos ancestrales, cuando no existían los rayos X, el corte del tendón de Aquiles era considerado como un castigo divino. ¿Por qué? Porque no presenta síntomas, se da sin aviso previo, golpea fuerte y de improviso (es similar a una fuerte patada en la pantorrilla) y es invalidante.

Es cruel. Porque quienes la sufren jugando fútbol, se dan vuelta furibundos para encarar a alguien que supuestamente los agredió por la espalda. Y cuando se dan cuenta que no hay nadie, inmediatamente se van al suelo porque el pie les queda colgando y no se pueden apoyar en él. También les da a los tenistas cuando corren a responder un drop shot cerca de la red o, como un cuñado mío, en las situaciones más increíbles: cuando corría para alcanzar una micro que no se detuvo en el paradero. Ocurre generalmente en los piques cortos, aunque también puede producirse cuando el corredor reduce la velocidad del sprint.

Es el tendón más largo del cuerpo. Es similar a un súper-resistente elástico que, por ejemplo, podría sostener un piano. Durante toda nuestras vidas funciona con la tensión al máximo. Si no, sería imposible flectar el pie. Es visible y se puede tocar. Está arriba del talón y detrás del tobillo. Cuando se corta, es dramático apretar ahí y sentir que debajo de la piel no hay nada.

Aún no determinan por qué se corta ni hay un examen que permita predecir si hay posibilidad de lesión. Se corta de un viaje y la cirugía es perentoria.

Charles Aránguiz sintió el latigazo del diablo el jueves, cuando entrenaba por el Bayer Leverkusen para su debut en la Bundesliga contra el Hannover. Chile pierde a quien es indiscutidamente su mejor jugador. Aunque su carta valga menos que las de Alexis y Vidal, su desempeño en el Mundial y la Copa América lo catapultan como figura y talismán. Charles Mariano ha perdido sólo dos partidos oficiales por la Roja.

En el mejor de los casos son seis meses de recuperación. Tres semanas sin apoyar el pie y luego la rehabilitación. Al igual que un elástico cortado y que se anuda, cuando el tendón de Aquiles se repara queda más corto y hay que alargarlo. Comienza con un taco, llamado pie de equino, y después vienen largas sesiones de kine que lo fortifican y elongan. ¿Vuelve a ser el mismo de antes? No, queda más rígido y grueso, por lo tanto, más difícil de que se corte. Pero, como el diablo anda metiendo su cola, podría volver a cortarse, como le ocurrió al Bocha Carrasco.

Una dura prueba para Aránguiz, quien a los 26 años, sufre este traspié en el mejor momento de su carrera. Pero saldrá adelante. La mayoría de los cracks que la han sufrido lo han hecho y han regresado en gloria y majestad a las canchas.