Villaseca: "Metía pierna fuerte, pero nunca fui mala leche"
El ex volante de la Selección, Colo Colo y Rangers, entre otros, habló de su carrera, su fama de "Duro" y de su nueva vida en Talca.
Se retiró a mediados de 2013, con 38 años y siendo titular en Rangers, su equipo de ese entonces. Dos años después, el rudo volante Marco Villaseca sigue viviendo en Talca, ciudad de la que confiesa "se enamoró".
"Soy de Santiago y muchos me relacionan con Colo Colo, pero cuando vine a Rangers me sentí bastante cómodo. La tranquilidad que te entrega la ciudad es impagable, la familia se acostumbró y prácticamente no se ve violencia. Es un lugar para vivir en familia", confiesa el "Flaco", actual coordinador del conjunto rojinegro, en conversación con AS Chile.
El "Duro" nos abrió las puertas de su segunda casa, el Estadio Fiscal de la capital maulina, para hablar de su nueva vida y repasar su exitosa carrera.
Mirando hacia atrás, ¿cuál fue el mejor momento de su carrera?
Tuve muchas situaciones importantes, pero uno más grande lo vive de diferentes formas. Obtuve títulos con Colo Colo, estuve en la Selección y jugué en Rusia. Pero una de las cosas más importantes fue el ascenso con Rangers (2011), por cómo se vivió y cómo nos recibió la gente al volver de Viña del Mar. A la edad que uno vino a conseguir ese logro, además (36)...
A Colo Colo llegó con 22 años y se mantuvo por más de cinco. Imagino que en ese instante era un sueño...
Jugué dos años en el primer equipo de Audax Italiano y en 1997 me fui a Colo Colo. Fue bastante rápido, pero tenía claro lo que quería. Tenía responsabilidad, sabía dónde estaba lo que quería y dónde quería llegar. El trabajo es fundamental. Eso me llevó a jugar hasta los 38 años, ser responsable y ser cuidadoso con uno mismo. Por ahí, creo, pasó el tema de estar tantos años vigente en Colo Colo. Ahí llega lo mejor año a año y mantenerse cuesta.
Por la Selección jugó Copa América y Eliminatorias a Japón-Corea 2002. ¿Qué recuerdo le queda de esa experiencia?
Me hubiese gustado estar en un momento mejor de la Selección para haber quedado en el recuerdo. Haber tenido más participación y mejores actuaciones, porque el periodo que estuve no fue bueno. Igual se ganaron partidos y accedimos a la segunda ronda de la Copa América (2001), lo quera difícil en aquella época. Más que nada estoy agradecido de Don Nelson (Acosta), que fue quien me llevó a la Selección. Ahí todos quieren estar y no todos pueden hacerlo.
¿Qué tal sus dos experiencias en Rusia?
La primera vez que fui no me gustó, no era lo que esperaba. Fui al Spartak de Moscú, uno de los grandes de Rusia, pero duré dos semanas. No me gustó cómo se trabajaba. Estabas encerrado en la base y te ibas los fines de semana a la casa. Tomé la decisión de devolverme porque no era lo que quería ni para mí ni para mi familia.
Después volvió a Rusia, al Rostov. Ahí sí jugó...
Sí, me devolví a Chile, jugué en Unión Española seis meses y luego volví a Colo Colo. El 2004 se presentó la opción de ir de nuevo a Rusia y me fui. Yo tenía la espinita de jugar allá para no lamentarme después de retirado. Estuve un año, jugué harto la primera parte del campeonato, hice hasta goles. Después cambiaron al técnico y se hizo más complejo tema, pero me quedé tranquilo porque fui, jugué y rendí.
¿Muy compleja la experiencia de vivir allá?
Sí, porque son muy fríos, no te atreves a preguntarles nada. Y el idioma ya es difícil. En el día a día hay muchas situaciones raras. Por ejemplo, los almuerzos se hacían a medida que ibas llegando. Llegas, comes y te vas. No había un grupo, no había relación. Tu no podías decir que tenías buenas relación con alguien. Esa fue la segunda experiencia, que era un poco más normal que la primera. De todas formas fue una linda época que la vivimos los cuatro en mi familia.
¿Le molestaba mucho el mote de "jugador violento"?
No, yo siempre supe que en esos años el fútbol chileno no era de tener jugadores así, fuertes. Por eso jugabas en el extranjero y te pasaban por encima, por la actitud. Mi forma de jugar fue así y eso me llevó a jugar por la Selección, estar en Rusia y llegar a jugar hasta los 38 años. Y también con fútbol, porque cuando uno tenía que meter la pierna lo hacía, pero cuando había que jugar también lo hacía.
¿Y cuándo lo tildaban de "mala leche"?
Tampoco. Cualquiera puede decirte de todo y al revés también. Yo me podía calentar porque me pegaran una patada, porque en el fondo el que tenía que pegar era uno (risas), pero lo de mala leche no me molestaba porque nunca fue así.
El 2001 protagonizó una de las jugadas más violentas del fútbol chileno, que terminó con Claudio Figueroa, volante de Audax, con fractura de tibia y peroné. ¿Cómo la recuerda?
Fue complicado en su momento, pero yo seguí jugando. Siempre tuve claro que esa pelota fue dividida, yo fui bien, con mucha fuerza, pero al balón. Y Claudio venía fuerte también. Fue lamentable que pasara eso, pero no hubo mala intención, no fue que yo le dejara la pierna arriba.
¿Lo hablaron después?
Con Claudio habíamos sido compañeros en Audax. Yo vi las imágenes y después lo conversé con él, no hay ningún problema, nos hemos vuelto a encontrar y nos saludamos.
¿Se identifica con algún jugador de la actualidad?
A mí me gustaba mucho Dunga por cómo se ubicaba en la cancha, aunque la comparación es un poco alta. Hoy en día es complicado encontrar a alguien parecido a uno.