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ENTREVISTA AS CHILE

Los recuerdos de Álvaro Ormeño tras su silencioso retiro del fútbol

El lateral habla de su carrera, su frustrado paso a Boca y San Lorenzo; el Puerto Ordazo que lo sacó de La Roja y sus primeras semanas como ex jugador.

Los recuerdos de Álvaro Ormeño tras su silencioso retiro del fútbol
Aton Chile

Álvaro Ormeño se retiró del fútbol. Lo hizo en silencio, sin grandes anuncios, sino como se toman las decisiones que tienen sólo un camino posible. Lo meditaba hace tiempo y hace un par de meses se lo comunicó a su círculo más cercano. “Estaba cansado. Me costó decidirme, pero analizando las opciones era lo mejor. Tuve una lesión en la rodilla y ningún equipo se interesará por un jugador así", explica a AS Chile.

Álvaro Andrés Ormeño

No es fácil cambiar igual la vida que llevas hace tanto tiempo

No para nada. Pero hasta ahora no ha sido tan dramático porque estoy recién empezando esta nueva etapa. Igual somos gente especial los futbolistas. Los únicos que a los 35 años estamos jubilados.

¿Te sientes conforme con la carrera que tuviste? ¿Cuál fue tu mejor momento?

Lejos lo que viví en Argentina y Colo Colo que fue el trampolín y me tocó convivir con uno de los cinco mejores equipos del club en la historia. Luego Gimnasia, llegar a un medio competitivo y hacerlo bien. En un momento llegué a firmar por San Lorenzo y no pude jugar por un lío. También me quiso Boca, Racing, River e Independiente.

Eso también te permitió llegar a la selección. Jugaste una Copa América

Ese es el sueño de cualquier niño. Fue una gran experiencia y tuve una destacada participación. También fue el inicio de un grupo que ahora mira lo que hicieron en esta Copa América. Me pone muy contento por ellos. Por Arturo (Vidal), Alexis, Jara y otros del plantel, que nosotros sabíamos que llegarían muy alto.

Tu etapa eso sí se terminó abruptamente por el Puerto Ordazo ¿Te equivocaste?

Fue una etapa negativa por el castigo. Son errores que uno comete y que si tuviera otra oportunidad, si volviera a nacer, no los cometería. Eso sí, tampoco fue tan grande como se dijo y se habló, pero algo de culpa tuvimos. En un país tan chaquetero te recuerdan siempre por las cosas negativas, pero la mía fue más que eso y no la van a enlodar.

¿Te quedó otra deuda en el fútbol, más allá de seguir en la selección?

Lo logré todo como futbolista. Y no fue fácil. Hasta los 17 tuve problemas de crecimiento y estaba relegado en las inferiores de Colo Colo. Tuve que salir, hacer el camino largo. Cargar el apellido de mi viejo (Raúl Ormeño) tampoco es fácil. Te pasa la cuenta. Pero al final quería jugar en Colo Colo, por Chile y en el extranjero y lo logré. Me quedo con la buena gente que me dejó el fútbol.

¿Quiénes son esa buena gente?

Muchos compañeros y algunos técnicos. Ricardo Dabrowski que se la jugó para llevarme a Colo Colo cuando mi padre era ayudante técnico y se oponía. Claudio Borghi que te daba confianza y te hacía todo más simple como jugador. También Pedro Troglio que me aguantó los primeros seis meses en Argentina, donde casi no jugué. Ellos.

¿Uno se vuelve más mañoso a los 35 a la hora escoger club? ¿Fue duro terminar en la B?

Sí, y es que tuve una lesión grave en Iquique y luego en Rangers no era lo mismo. Uno pierde la motivación. En la B uno encuentra situaciones que no está acostumbrado después de haber pasado por clubes importantes. No estaba preparado para seguir en esas condiciones y la historia en un momento se tenía que terminar. Así se acaba.

¿Y cuáles son tus planes ahora?

Primero terminar el curso de entrenador en el INAF. Ahora estoy trabajado a cargo de una escuela de fútbol de Colo Colo en Quilicura. Mi idea es dirigir más adelante en divisiones inferiores y llegar a Colo Colo. Es el fin que tengo. Es el club de mi vida, me encantaría trabajar allá.