Hernández
Estadio Inseguro
En octubre pasado la arqueóloga Isidora Pérez compró su entrada para asistir al clásico entre Colo Colo y la U en el estadio Monumental. Pagó seis mil pesos por un boleto para la tribuna Magallanes y se instaló en el sector reservado a la hinchada visitante. Isidora es hincha de los azules y pensó que entres sus pares estaba bajo resguardo. Como imponen las medidas de seguridad en los partidos de alta convocatoria solo debía hacerse la idea de permanecer un buen rato en la galería sur después del encuentro.
Aquella tarde terminó convertida en una pesadilla para la joven arqueóloga quien fue literalmente aplastada por el sobrepoblamiento de la tribuna. Ocurrió que hubo muchos hinchas azules que compraron entradas en distintos sectores del estadio y todos terminaron siendo derivados a la tribuna Magallanes cuya capacidad colapsó. En el papel, y solo en el papel, la medida buscaba proteger a esos audaces y minoritarios fanáticos de la U, pero acabó de la peor manera.
Isidora la sacó barata y, probablemente, hubo varios otros “aplastados” que se quedaron en silencio, aguantaron el indigno arreo y los moretones. Por fortuna, eso sí, la aficionada azul contrató un abogado y presentó una demanda en el Juzgado de Policía Local de Macul. Dejo claro que digo “por fortuna” porque desde hace mucho rato que nos hemos acostumbrado a que en el fútbol chileno no pase nada. Cuando los barrabrava se agarran a escupos, combos, patadas y estoques por un lienzo, pasa cero. Cuando intervienen los Carabineros y estos trogloditas les tiran de todo a rostro descubierto, no les sale ni por curados. Cuando los clubes no cumplen el cuaderno de cargos apenas les cae una multita y recién a la tercera o cuarta falta en el año viene la teja más dura.
Qué bueno que la jueza de Macul haya fallado a favor de Isidora Pérez. La sentencia de primera instancia obliga a Colo Colo a pagar una multa de 4 millones de pesos y una indemnización de 2 millones de pesos a la víctima. La resolución emanó casi al mismo tiempo en que otro tribunal declaró admisible la demanda colectiva presentada por el Sernac en contra de Blanco y Negro a raíz de presuntos incumplimientos que impidieron que decenas de hinchas entraran al estadio pese a portar una entrada en la mano. Ahora, la justicia analizará el caso y se pronunciará sobre el fondo de la causa.
Qué se entienda bien el sentido de esta columna. Mi conformidad y la de quienes eventualmente suscriban estos argumentos no radica en el castigo a Colo Colo. Le tocó a Blanco y Negro, pero pudo ser Azul Azul, Cruzados u otro. Lo satisfactorio del caso es el precedente respecto del derecho de los asistentes a un estadio a ver un partido bajo los mínimos estándares de seguridad. No puede ser que saliera gratis apiñar a los hinchas en una tribuna desbordada en su capacidad. Si algunos seguidores de la U habían comprado entradas en otras ubicaciones del estadio la decisión que correspondía era evidente: no podían entrar. Sabido es hace bastante tiempo que los hinchas visitantes tienen un número limitado de boletos y en una sola ubicación del estadio. Sin excepciones.
Alejandro Paul, gerente de Colo Colo explicó en radio ADN los atenuantes del caso. Aseguró que no hubo sobreventa de entradas y anunció que el club apelará al fallo del Juzgado de Policía Local de Macul. Puede que sus razones sean atendibles e incluso que no haya existido una venta mayor de lo establecido, pero lo cierto es que los hechos motivaron que una jueza de la república fallara a favor de la víctima. Hubo razones fundadas para dictar sentencia y, por lo tanto, lo que cabe es que Blanco y Negro afine su política de seguridad, trabaje su inteligencia de estadios para que estos hechos no se repitan. Al final, una mala noticia puede convertirse en una oportunidad para mejorar en un rubro donde la inmensa mayoría de los clubes está al debe.
Recordando uno de los íconos violentos de la temporada, cuesta un mundo comprender el contraste entre el cierre del proceso en los tribunales del fútbol por los hechos del Fiscal de Talca entre hinchas de Rangers y la U y la opinión de Estadio Seguro que dice que hubo graves deficiencias en los accesos y en las afueras del estadio. Cómo el cuaderno de cargos que nominalmente Rangers cumplió –y de ahí su absolución en el tribunal– va a ser tan distinto de lo que evalúa la autoridad. Ese cuaderno de cargos requiere una urgente revisión.
Hoy que estamos en una tendencia a la baja en la asistencia de público a los estadios se hace imperioso revisar los procedimientos. Ok, se mejoró la ley, hay un avance, pero a la vez se producen distorsiones tan grandes como meter al calabozo a un jugador por patear una puerta o requisar los paraguas en un día de lluvia. Hagamos bien la pega de una vez por todas o después no nos quejemos si nadie quiere ir a la cancha.