La pena de Massú
Era un día para celebrar, para gozar con ese 2-0 sobre Venezuela que deja a Chile ad portas de regresar a la Zona Uno Americana de Copa Davis. El primero de muchos objetivos que se propuso el capitán Nicolás Massú por fin estaba en la puerta del horno. La idea era lograrlo antes, pero un inesperado e inexplicable tropiezo en Barbados, a comienzos del año pasado, obligó a que el camino fuese más largo.
El Nico, un tipo que habitualmente no restringe sus emociones, ni menos por la formalidad de un cargo, no estaba feliz. Ni siquiera contento. Hay un término en Chile que grafica increíblemente lo que debió haber sido su sentir. Massú estaba "pa' dentro".
Cuando Gonzalo Lama enfrentaba a Ricardo Rodríguez, poco antes del mediodía, el campeón olímpico supo por su hermano Stefano Massú, quien estaba sentado detrás de la silla del capitán, de la muerte de Eduardo Bonvallet. Y el día se nubló.
Siguió con su trabajo, aconsejó a los tenistas, reclamó los puntos, pero la mirada del viñamarino estaba perdida.
Todos los periodistas que estuvieron con Massú en el extranjero, al menos una vez recibieron la misma pregunta del Vampiro: "¿Qué opinai de Bonvallet?". Rodrigo Hernández, uno de los que más viajó, reveló durante la transmisión de Radio ADN un dato no menor: "Nico siempre andaba con audios de Bonvallet en su teléfono. Los audios de culto. Y los escuchaba, una y otra vez, especialmente las arengas. Le gustaban. Y se motivaba".
No es que el Nico haya estado de acuerdo con todo lo que dijo el ex comentarista. Pero le gustaba la forma, el cómo remecía con sus mensajes. El que les exigía a los futbolistas que fueran profesionales y que dejarlo todo en la cancha fuera una obligación. El que llamaba a la gente a usar camisetas rojas y cantar el himno nacional en el estadio. Cosas que hoy parecen obvias, pero que comenzaron recién en los 90.
"No eran amigos, pero él fue muy deferente cuando estuvimos con él. Nico está afectado", dijo Stéfano Massú.
Habló breve con los medios oficiales tras los partidos y se fue rápido. Incluso, él cortó la conversación. Y tampoco dio conferencia de prensa. Más tarde, envió condolencias por Twitter a la familia del autodenominado Gurú.
Aunque suene paradójico, hay triunfos tristes. Para Massú este fue uno de ellos.