David Pizarro tiene que jugar de "6" en Wanderers
Finalmente se hizo realidad el gran sueño del pueblo wanderino. Luego de 16 años, David Pizarro volvió a vestir la camiseta caturra en un partido oficial, en Valparaíso. La reincidencia de la lesión en el cuádriceps ocasionó que la efervescencia fuera menor que en su presentación, cuando cerca de 7 mil espectadores colmaron Playa Ancha.
En la victoria en cancha por 1-0 ante La Calera, intoxicada por el error en los cementeros de jugar antirreglamentariamente con un extranjero demás por algunos minutos, el público asistente fue bastante menor.
Sin embargo, la atmósfera era claramente distinta a un partido cualquiera por el Apertura. Los cánticos de los fanáticos se escucharon más fuerte que antes y el murmullo de admiración, cuando el volante entraba en contacto con el balón, tornaba también todo muy diferente.
Pizarro actuó como mediocampista ofensivo. Partió por el sector izquierdo, formando una línea de apoyo creativo junto a Jorge Ormeño, quien se movió preferentemente en la derecha. Ambos respaldando al trío de atacantes, Álvaro Ramos, Carlos Muñoz y Ronnie Fernández.
El ex volante de Fiorentina no entró en juego profusamente, porque el partido de los caturros no fue bueno. Por momentos, La Calera dominó y estuvo bastante cerca de igualar el marcador. Pero, en el segundo tiempo, el error con la inclusión de un sexto extranjero envileció el encuentro.
En pasajes del partido, eso sí, quedó bastante claro el aporte que el Fantasista le otorgará a los porteños. Con el volante en la cancha, Wanderers ganará en amplitud, en hacer su juego ancho y largo, gracias a los balonazos extensos y precisos del caturro.
Sin embargo, para herir al rival con los pelotazos de Pizarro, es necesario que los receptores actúen con rapidez ante el desequilibrio defensivo contrario. Tal como lo hizo Ormeño en el único gol del partido: picó al espacio para recepcionar el balón enviado por Pek, pero no hubo control, sino que asistió de primera a Muñoz, quien marcó la cifra a plena voluntad.
Después sucedió siempre lo contrario. Los punteros o los laterales proyectados recibieron el balón desde larga distancia de Pizarro y no fueron verticales para aprovechar el espacio libre. O tal vez simplemente no tuvieron apoyos cercanos para asociarse, buscando raudamente la penetración.
El otro aspecto en que el ex hombre de Fiorentina será vital tiene que ver con el manejo de un tiempo de juego extra para permitir el despliegue de todas las líneas en fase ofensiva. Los múltiples enganches, cambios de sentido y amagues que el volante realiza en la mitad de la cancha, y que los rivales se tragan, por cierto, oxigenarán a los caturros.
Los punteros tendrán tiempo y espacio para abrirse o picar en profundidad y generar así líneas de pase trascendentes. Además, los lateras podrán desdoblarse al mediocampo a objeto de involucrarse en la construcción. Por último, un detalle no menor para respaldar los ataques: los centrales contarán con los segundos necesarios para sacar al equipo desde atrás y mantener así a la escuadra como un bloque compacto.
"Hablé con Emiliano (Astorga) y la idea es que después vuelva al puesto en el que venía jugando últimamente", dijo Pizarro respecto al futuro y a la ubicación en la cancha que le asignó el DT ante los cementeros. El mediocampista dejó en claro que su deseo es actuar de volante central, de "6", como en Fiorentina. Allí con Matías Fernández y el español Borja Valero como escuderos manejaba el fútbol del cuadro viola.
Tiene razón, ya que con la cancha de frente -y no espaldas a ésta como sucedió el sábado pasado en el rol de volante creativo adelantado- la funcionalidad referida con anterioridad cobrará mayor valor y trascendencia. Entonces, dependería del tiempo y también de Astorga ver al Pizarro que actuaba a enorme nivel en Italia.