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La disciplina de Arturo Vidal

Chile no cumplió una buen presentación frente a Colombia. En el primer tiempo, controló el balón y generó aproximaciones al área del cuadro visitante. Esta situación llenó la vista genérica del encuentro, concibiendo la percepción de que el ataque era masivo y constante.

Sin embargo, antes del gol de Arturo Vidal, la Roja solo llegó con peligro mediante dos tiros de Alexis Sánchez. El primero, a segundos de comenzar todo en el Nacional, Ospina lo sacó al córner arriba. El segundo disparo pasó a un par de metros del poste derecho del arco norte.

Durante el complemento, Colombia presionó más arriba y generó casi la misma cantidad de llegadas que en la etapa anterior. Ahora, sí, con una mayor elaboración de las maniobras ofensivas. Chile no fue capaz de producir redes de interacción creativa para contrapesar a su oponente.

El partido se tornó algo unilateral, en cuanto al control del juego mediante la posesión del balón. Entonces, la figura de Vidal fue preponderante en la trama del partido, aunque antes también había hecho mucho.

La actuación del volante del Bayern Munich fue una prolongación de lo que últimamente ha realizado en el equipo alemán. A la distancia, da la sensación de que Pep Guardiola, el técnico de los bávaros, se decantó por el chileno finalmente como templado y solitario mediocampista de contención. Para respaldar, en el eje de la cancha, a los cinco hombres encargados de generar y finalizar los ataques, con permutaciones y enroques que desconciertan rivales.

Hoy, el Rey Arturo es el '6' del multicampéon germano, cosa que también realizó ante Colombia. Tomó la posta del ausente Marcelo Díaz, sin el juego a trazos largo de éste, pero cumpliendo a cabalidad.

Vidal solamente abandonó su posición de equilibrio en la mitad de la cancha en las pelotas detenidas. Así ocurrió en la apertura de la cuenta. Se elevó más que Murillo, zaguero central visitante, y conectó de cabeza en el borde del área de meta, iniciando los festejos. Ospina, metido excesivamente en el arco en el instante de la ejecución del tiro libre de Matías Fernández, se quedó sin chances de salir a descolgar el centro. Ahí estuvo el error del arquero. 

La buena colocación del volante en la cancha le permitió intervenir significativamente en la mayoría de los segundos balones. Sobre todo, y asunto muy relevante, en las pelotas sueltas de los duelos entre los tres zagueros y los delanteros colombianos.

Otra cosa también producto de su correcto emplazamiento en el terreno de juego. Desde el círculo central fue siempre un apoyo de sostén confiable para recepcionar balones descendentes ante presión rival intensa. También para el cambio de orientación en las construcciones ofensivas. 

Solo un detalle le dio un tono algo gris a la actuación de Vidal, a la postre. El repliegue en el gol de James Rodríguez no fue el adecuado, aunque los colombianos fueron inteligentes para terminar abrazándose. Actuaron con suma rapidez en el área, con acciones de primera intención o en su defecto de control y pase, aprovechando la desorganización defensiva. El propio Rodríguez recepcionó y disparó, sin vista sobre el arco, lo que desactivó la presión in extremis de Jean Beausejour. 

En la acción ofensiva oponente, el hombre del Bayern Munich llegó a cubrir la segunda línea del ataque rival, que componía James Rodríguez, el autor de la conquista. Pero no basta con acudir, también es necesario una correcta posición. Vidal se ubicó hacia el costado derecho del punto penal, unos metros lejos de donde generalmente finiquita el que acompaña la jugada. Cuando quiso acosar al colombiano fue tarde, el tiro ya había salido.

Sin embargo, el desliz posicional en absoluto borra la percepción de que el devenir del chileno evoluciona en el sentido de una mayor disciplina táctica. Al parecer, de la mano de Guardiola en Alemania.