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Cauas

¿Caerse para ampliar el éxito? ¡Mentira!

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¿Caerse para ampliar el éxito? ¡Mentira!
IVAN ALVARADOREUTERS

Hay ocasiones en donde la idiosincracia y ciertas formas de comportamiento colectivo o pensamiento de algunos líderes en un país pueden relacionarse con la forma de observar algunos hechos. Incluso, en algunos casos, pueden afectar directamente a los resultados de los mismos.

Comento esto porque, a partir del empate de nuestro país con Colombia, empiezan a surgir algunas ideas y prejuicios (que pensábamos que se encontraban en retirada) de que en realidad es bueno que Chile haya dejado dos puntos en el camino en esta exitosa campaña del equipo chileno. Como si esto pudiera ayudar al fortalecimiento mental del equipo.

¿Por qué se instala la idea de que es necesario empatar, no lograr el objetivo, o incluso perder, para poder seguir manteniendo o fortaleciendo la ruta del éxito?

En parte porque nuestra cultura, nuestra mentalidad y en el contexto del deporte, aún hay una idea que impide aceptar que todo éxito pueda ser perfecto. Es decir, aún convivimos con la idea de que nos falta la “chaucha para el peso”, de que somos exitosos pero en realidad no tanto, o de que todo éxito debe estar aparejado necesariamente al sufrimiento y que en definitiva estamos prácticamente predestinados a que los triunfos sean logrados solo momentáneamente. O cada 25 años…

Desde lo mental uno podría decir que no ganar o tener caídas, ya sea en el rendimiento o en el resultado, trae más perjuicios que beneficios…

Primero que todo, porque es indudable que cuando se viene de un proceso exitoso y se produce “una caída” surgen inmediatamente las dudas. Si será una “caída momentánea o más definitiva”. Se generan dudas de las propias capacidades deportivas y esto puede ir mermando las expectativas de autoeficacia. Es decir, en la creencia de que “yo soy eficaz en algo”. Por lo tanto, podría afectar notoriamente la autoconfianza de un jugador.

Un segundo tema relevante: una derrota, o un “no resultado positivo”, puede generar frustración, y, por ende, todos los factores asociados a eso.

Y un tercer elemento, dado principalmente en deportes grupales (como es este caso), puede generar problemas en la cohesión de tarea (que es aquella cohesión relacionada con el rendimiento deportivo, versus la cohesión social que tiene que ver con las relaciones interpersonales al interior de un grupo). Esto puede tener relación con la delegación de las responsabilidades, roles deportivos, etc.

En último término, y en casos más extremos, puede desarrollarse la nikefobia (o miedo al éxito) donde son tantas las dudas y las confusiones a partir de un evento negativo que simplemente el grupo ya no vuelve a conectarse al éxito.

Pensar que solo se aprende de los errores o que son necesarios los resultados negativos para seguir ganando es una falacia. Es muy importante que los jugadores y los entrenadores vayan desarrollando las actitudes y las capacidades para ir generando más éxito sobre el éxito, es decir, no necesariamente convivir con las derrotas o los malos resultados para crecer en lo deportivo.

En nuestro país se hace necesario comprender que estamos frente a un grupo de jugadores exitosos, que han lidiado de manera casi perfecta con los triunfos. No solo en la selección, sino que también en sus clubes y, por lo tanto, una derrota más que producir un efecto positivo puede generar también efectos adversos para quién no está muy acostumbrado a perder.