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Cauas

El dedo de Jara y la mano del equipo

Gonzalo Jara se mostró tranquilo en la previa del duelo ante Uruguay.
JAVIER TORRESPhotosport

Es curioso ver cómo ahora, después de tantos meses, el medio uruguayo (especialmente ex jugadores y entrenadores) contextualizan y le bajan literalmente “el dedo” a lo ocurrido entre Edinson Cavani y Gonzalo Jara en la Copa América. Es curioso, porque en ese momento prácticamente fueron muy pocos los que señalaron que este tipo de prácticas son habituales. Sin embargo, ahora aparecen -incluso- aquellos que en partidos anteriores ante Chile cometieron situaciones similares, declarando que formaba “parte del fútbol”.

Pero ¿Qué pasará con la mente de Jara? ¿Qué podría pasar con su comportamiento dentro de la cancha? ¿Qué sucedería si el partido se torna hostil para él?

Lo primero que habría que precisar es que cuando se ejecutan este tipo de acciones dentro de la cancha, uno esperaría que el deportista generara esta acción por un “acto de valentía situacional”. Es decir, uno no solo esperaría que el jugador supiera lo que ha generado con esa acción específica. También supone que esté capacitado mentalmente para soportar el embate externo de todo lo que venga posterior a este hecho. En términos más sencillos, uno esperaría que el jugador soporte la presión externa que se ejercerá sobre él.

¿Está capacitado Jara para manejarse frente a esto? Me gustaría responderlo, pero no tenemos la certeza. Lo que sí podríamos aseverar es que por más que al jugador le hablen desde los roles más diversos (familiares, cuerpo técnico, empresarios, compañeros de equipo, etc.) instándole para que no caiga en el juego de las provocaciones, no será la solución. ¿Por qué? Nuestro cerebro funciona en base a hábitos que, en muchas ocasiones, se adquieren en un plazo de tiempo importante. Por ende, “deshabituarlo” para modificar acciones o hábitos no es lograble de un día para otro. Menos cuando solo hay un deseo o interés de buenas intenciones para un cambio.

Una simple mirada podría indicarnos que un jugador debiera estar capacitado (al menos por la experiencia deportiva) para tener un manejo adecuado de estas situaciones. Pero requiere un cerebro focalizado claramente con el rol a desempañar en este partido.  Y no solo eso. También necesita un cerebro que gestione adecuadamente las emociones (agresión, frsutración, etc.), la ansiedad y los miedos. Para esto no solo se hace necesario un trabajo desde la psicología y el coaching deportivo, sino que la ayuda de los compañeros, principalmente de los líderes del equipo.

Son los jugadores que entran hoy a la cancha los que -en la medida de sus posibilidades- deben colaborar para que no se genere “ánimos perversos” en contra de Jara. Es decir, para este partido es fundamental la “mano” (y no el dedo) que pueda prestarle el equipo.

Lo relevante es que ya se hacen esfuerzos por equilibrar todo esto. Por ejemplo, el video que divulgó la AUF apunta en esa línea, de intenta calmar las expectativas o ánimos de revancha. A eso se suman las declaraciones del capitán Diego Godín, afirmando que igualmente saludarán a Jara.